El enfoque del candidato presidencial triunfador en los comicios de julio pasado, Andrés Manuel López Obrador, sobre las relaciones entre México y Estados
Unidos parece correcto, pero me pregunto si alcanzará para convencer y contener al bisonte de la Casa Blanca. "Propongo a usted, en primer lugar, hacer un esfuerzo por avanzar integralmente en las áreas sustantivas en las que está la esencia de la relación bilateral: el comercio, la migración, desarrollo y seguridad", planteó López Obrador al presidente estadunidense, Donald Trump, en una carta leída el 22 de julio por el canciller designado Marcelo Ebrard. La carta fue enviada luego de que una delegación estadunidense, que encabezó el secretario de Estado Mike Pompeo, visitara al virtual presidente electo el 13 de julio en sus oficinas de la Roma. El documento suscrito por López Obrador y enviado a Trump siguió a una emocionada felicitación del magnate del ladrillo que despacha en la Casa Blanca, por el triunfo electoral del uno de julio. “Felicidades a Andrés Manuel López Obrador quien se ha convertido en el presidente electo de México. Me agrada mucho la idea de trabajar con él. ¡Hay mucho por hacer que beneficiará tanto a los Estados Unidos como a México!”, dijo Trump en un tweet aún antes de confirmarse de manera oficial la victoria del tabasqueño. Hasta allí todo bien y aún excelente a considerar por el talante veleidoso del inquilino de la Casa Blanca. Vendría sin embargo un primer amago. En respuesta a la carta de López Obrador, Trump se pronunció a favor de las cuatro condiciones planteadas por el virtual presidente electo de México en la misiva: comercio, migración, seguridad y desarrollo. Trump también consideró que una renegociación exitosa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte(TLCAN) “nos guiará a más empleos y mejor pagados para los trabajadores mexicanos y estadounidenses, que tan duro trabajan”. Pero también advirtió que esta renegociación “tiene que ser rápida”, ya que “de otra manera tendré que elegir un camino muy distinto al presente. Lo anterior no sería de mi preferencia, pero sería mucho más redituable para Estados Unidos y sus contribuyentes”, apuntó. Un tropiezo si acaso en las relaciones que se avizoran a partir de la instalación del nuevo gobierno en diciembre próximo entre ambos gobiernos y países. Trump acaba de lanzar sin embargo una trompada, una más, a México. Esto al revivir el muro como consecuencia del incremento del número de homicidios en México, que subió 27 por ciento en 2017. Más de 31 mil muertos, “un récord”, dijo el mandatario estadunidense. “Quiero máxima seguridad fronteriza”, exigió. Relajado, López Obrador desestimó un pleito con Trump. “Vamos a tratar de buscar una relación amistosa. Queremos el diálogo y si se dificulta, la otra vía va a ser diálogo y más diálogo, siempre diálogo”. Ratificó que “no queremos pleitos; queremos convencer que nos conviene una relación de amistad y de cooperación para el desarrollo”. Rechazó el tema del muro. En su agenda no figura ese tema, afirmó. “No tenemos en la agenda esa palabra”, dijo en relación al muro. “Yo lo que quiero es que haya una relación de paz. Amor y paz”, dijo López Obrador. ¿Bastará? This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.