Vida subacuática

SINGLADURA

El Día Mundial de la Fauna Silvestre, que se conmemora cada año en la víspera

(tres de marzo), cambió el tema de este texto que originalmente estaría destinado a alertar sobre una espiral, al parecer imparable, de crímenes que con toda impunidad siguen impactando de manera grave la convivencia nacional. Habrá tiempo, espero, para insistir en que tenemos que añadir más acción, ciudadana y gubernamental para detener el flagelo de todo tipo de violencia y más todavía la criminal. De igual forma, espero que nos quede tiempo para frenar, aminorar o impedir el desastre en la vida subacuática que sigue su curso y que suma cada vez más señales de que estamos –sin exagerar- a las puertas de una catástrofe para la vida de miles de millones de personas en el mundo.

Un informe del titular de la ONU, el portugués Antonio Gutérres, emitido a propósito del Día Mundial de la Fauna Silvestre, llama a la preocupación, pero debería y tendría que dar paso ya, de manera urgente y perentoria, a la acción, tanta como sea necesaria y tan amplia y diversa como para impedir que verdaderamente nos lleve el carajo como género humano y depredador. 

Es cierto, todas las alertas están encendidas y los llamados, exhortos y/o convocatorias a la acción parecen quedar cortas, cuando no, se cree que es mejor ignorarlos. Pero el desastre avanza y, a ratos, todo indica en que porfiamos en la indiferencia y aun en la indolencia de considerar que nada va a pasar y podremos de alguna manera seguir nuestras vidas en forma y contenido tan cotidiano y normal como hasta ahora, o casi.

Pero no. El informe de la ONU a propósito del Día Mundial de la Fauna Silvestre se ocupa por vez primera, si, primera, de examinar la vida acuática y sus riesgos crecientes. Resulta que –alerta- “los océanos y los mares constituyen dos tercios de la superficie del mundo, y debido a su profundidad, incluso más del 99% del entorno habitable de la tierra”. El dato por sí solo es estremecedor.

Añade: “el océano contiene casi 200.000 especies identificadas, pero en realidad existen millones y más de tres mil millones de personas dependen de esta diversidad biológica marina y costera para su sustento”.

En consecuencia, llama, invita la ONU, “a conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, mares y recursos marinos y cuidar de sus habitantes subacuáticos.

Hace ver que en la actualidad la vida de los océanos está sometida “a una fuerte presión por, entre otras cosas, el cambio climático, la contaminación, la pérdida de hábitats costeros y la sobreexplotación de las especies marinas”.

Alrededor de un tercio de las poblaciones de peces comerciales están sobreexplotadas y muchas otras especies, desde los albatros hasta las tortugas, “están amenazadas por el uso insostenible de los recursos oceánicos”, insiste Gutérres.

Agrega que la fauna marina ha sido el medio de vida para la civilización y el desarrollo “durante milenios, suministra alimentos y materiales para la artesanía y la construcción”. Además, las especies marinas “proporcionan servicios ecosistémicos indispensables. El plancton enriquece la atmósfera con oxígeno, y el sustento y los medios de vida de más de 3000 millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera”.

Además, agrega, se estima que los recursos marinos y costeros y las industrias basadas en ellos tienen un valor de al menos 3 billones de dólares al año, una cifra equivalente aproximadamente el cinco por ciento del PIB mundial.

Lo peor es que “la capacidad de la vida marina para continuar proporcionando a la humanidad todos estos recursos se complica cada vez más, ya que los océanos y las especies que los habitan se están viendo amenazados por diversos peligros como la sobreexplotación, la pesca no sostenible y otras prácticas de extracción de especies marinas, y también otras grandes amenazas como los efectos del cambio climático, la contaminación marina y la destrucción del hábitat”

Los desechos plásticos, “de 5 a 12 millones de toneladas” que ingresan cada año al océano, amenaza la salud de innumerables especies, desde el zooplancton más pequeño hasta las ballenas más grandes.

Por ello, insiste Gutérres, se requiere cooperación internacional para abordar cuestiones relacionadas con la sobrepesca. Por ejemplo, cito, “más del 60% de las poblaciones de peces en el Mediterráneo y el Mar Negro se pescaron en niveles biológicamente insostenibles en 2015”, según el Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Achim Steiner.

El Embajador de Buena Voluntad de ONU Medio Ambiente, el actor Adrian Grenier, está convencido de que aún hay soluciones. “La clave no es necesariamente hacer cosas grandes, sino pequeñas acciones diariamente como reducir el uso de plásticos, entre otras medidas”, propone.

“Puede ser elegir cómo comes, cómo eliges de donde provienen tus alimentos. Tal vez sea mejor tener una dieta más basada en los vegetales y menos en la carne, y si vamos a comer carne o peces, asegurarnos que viene de una industria que no está dañando el medio ambiente, una industria que está explotando los recursos de manera sostenible. A veces no pensamos en estas cosas, pero por ejemplo los pesticidas que se utilizan en algunos alimentos terminan en los ríos y esos ríos llegan al océano y lo envenenan”, alertó.

“Como individuos tenemos mucho poder, pero los Gobiernos y los líderes mundiales pueden aprovechar el poder colectivo de las naciones para hacer del mundo un mejor lugar”, dice Grenier.

¿Usted le cree? ¿Valdrá la pena nuestro esfuerzo, su esfuerzo? ¿O dejamos que todo se lo lleve el carajo?

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