Los espíritus chocarreros de Sheinbaum

Singladura

Algo deberá hacer y pronto la jefa del gobierno de la ciudad de México, Claudia

Sheinbaum, a quien parece persiguen los espíritus chocarreros.

Mire, en la víspera le salieron mal las cosas durante el macrosimulacro telúrico que movilizó a unos 7 millones de personas. En el ejercicio de prevención, participaron 11.404 inmuebles públicos y privados en la Ciudad de México y se cumplió en 18 de los 32 estados del país.

Sheinbaum encabezó desde las instalaciones del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5) los protocolos de actuación del plan de emergencia sísmica. ¿Pero qué cree?

Fallaron casi 500 bocinas sísmicas y se registraron 26 personas heridas durante la jornada para conmemorar por un lado a las víctimas de los terremotos de 1985 y 2017, y también para invitar a tomar acciones de prevención en el caso de que sobrevenga un desastre natural de este tipo en estos suelos telúricos donde vivimos.

El denominado macrosimulacro sísmico fue anunciado al menos desde el 28 de agosto último, es decir, casi un mes antes y sin embargo, el gobierno de la Ciudad de México incurrió en muchas fallas en la tarea de tomar las previsiones adecuadas para que resultara un éxito. Una organización adecuada habría impedido la falla de 480 bocinas sísmicas, demasiadas para una jornada de prevención importante y que trasunta la calidad del gobierno de la señora Sheinbaum. ¿O no?

Imagine usted cuáles habrían sido las consecuencias en el hipotético caso de un terremoto real, como el que siguió justo hace dos años luego del simulacro telúrico del 19 de septiembre de 2017. Francamente, llama la atención –para decir lo menos- la imprevisión de las autoridades capitalinas para asegurar un éxito en el simulacro de la víspera. ¿Y Sheinbaum? Bien, gracias. No pasa nada, pese a los errores del equipo que encabeza la jefa del gobierno capitalino, tan promocionada eso sí en toda la ciudad con motivo de su primer informe de gestión. Esto, dicho sea de paso, pese a la austeridad republicana o la pobreza sanfranciscana que nos receta el Jefe del Ejecutivo.

A mayor abundamiento, la víspera fueron atendidas de urgencia 26 personas lesionadas, víctimas de crisis nerviosas, esguinces, fracturas y hasta desmayos durante el multicitado simulacro. Esto, por supuesto, escapa a la responsabilidad y aún previsiones que pudiera adoptar la doctora Sheinbaum. Aunque no del todo, aclaro.

¿Por qué lo digo? Sería recomendable que la jefa del gobierno de la capital mexicana evaluara primero las fallas –que no fueron pocas ni menores- durante el simulacro de la víspera. Me parecen inaceptables y, más aún, deberían concitar al menos sanciones administrativas. El otro punto es que la doctora Sheinbaum y su equipo deberían sentarse a evaluar seriamente el cambio del calendario para los simulacros sísmicos, que por razones desconocidas, han coincidido en los últimos años con la fecha fatídica del 19 de septiembre.

No encuentro razón o motivo para que en la ya denominada “fecha maldita” de cada 19 de septiembre se hagan coincidir el macrosimulacro sísmico y el duelo nacional por las víctimas de los terremotos de 1985 y 2017. No tienen por qué coincidir, a menos que haya como trasunto la malévola intención de intimidar psicológicamente a los capitalinos al estilo de los tiempos del malhadado Goebbels, un maestro en eso de explotar los miedos de la sociedad alemana.

Aclaro y trato de explicar. Una es una efeméride luctuosa para recordar a quienes infaustamente perdieron la vida durante los devastadores terremotos de septiembre 19. Otra es una fecha, que puede ser cualquiera, para tomar y ejercitar acciones preventivas en el caso de un indeseable, inevitable e impredecible desastre sísmico. ¿O no? ¡Piénselo doctora Sheinbaum! Podrían salir mejor las cosas y alejar a los espíritus chocarreros.

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@RobertoCienfue1