Democracia balbuceante

En su mañanera del pasado miércoles 4 de diciembre, el presidente López Obrador aludió una

 democracia balbuceante, si acaso en México, donde dijo que “todavía no se tiene hábito democrático”.
La estampa presentada por el mandatario incluyó un apretado recorrido histórico antes de concluir con una afirmación tajante: “no ha habido democracia” en México.
De ese tamaño.
Recordó por ejemplo los tres siglos de dominación colonial, que “desde España imponían a los virreyes” y preguntó de manera reflexiva: “¿cuántos siglos llevamos como país independiente?”. Dos, dijo. Sólo 200 años, es decir.
En consecuencia, México tiene aún un prolongado camino por recorrer antes de vivir en democracia, se colige.
Trajo el presidente a la memoria que en siglo XIX, ya como país independiente, México apenas y tuvo un periodo digamos democrático con la república restaurada con Juárez y Lerdo.
Pero Santa Anna y Porfirio Díaz hicieron de México casi todo el siglo IX “el país de dos hombres”. Imaginen. Santa Anna fue presidente 11 veces y don Porfirio imperó 34 años. “¿Cuándo hubo democracia?” preguntó López Obrador.
El siglo XX, insistió López Obrador con su repaso histórico, “se fue don Porfirio, pero quedó doña Porfiria”, la tácita referencia al priismo, que prevaleció en México por más de 70 años hasta que llegó “la llamada alternancia” con Vicente Fox en el 2000.
“¿Se acuerdan de eso?, de cómo engañaron?, ¿de cómo en el 2006 los mismos que habían llegado con la bandera del cambio democrático consumaron un fraude electoral para imponer al presidente? Es hasta ahora y esto en lo general.
¿Cuántos fraudes en los estados?, ¿cuántos fraudes en los municipios?, ¿cuántos fraudes en los sindicatos? Soltó.
Sólo ahora, dijo López Obrador, “estamos empezando una etapa nueva en la vida pública del país”, pero puso en claro que este nuevo e inédito capítulo nacional “va a llevar tiempo”.
Convocó a “ayudar a que sea lo más pronto posible que se establezca una auténtica democracia, que se acabe con los fraudes electorales”.
Y anticipó un legado para que al término del sexenio sea posible decir que “no hay fraudes electorales” y que “se estableció la democracia”.
Consigno esta visión del presidente porque me parece importante para lo que venga en México los siguientes años y en particular este mismo sexenio.
Veremos seguramente el legado de López Obrador en la construcción de una democracia real y palpable si es que aceptamos que nunca antes se ha vivido ese sistema, el menos peor de todos los creados y ejercidos por muchos países, en México mismo.
¿En verdad, nunca hemos vivido una democracia en México? Vaya opinión y construcción conceptual de nuestro presidente. Demoledor, pues, para un país con las raíces tan profundas y la historia del nuestro. Al tiempo.
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@RobertoCienfue1