La UNAM como botín

Centro neurálgico del país, la UNAM se torna por estos días en un inmenso botín de políticos desclasados y hasta ¿por qué no decirlo? de ciertos “porros” de viejo cuño que

 disfrazados de académicos aspiran a mantenerse en la línea de los dividendos políticos y económicos aun cuando incluso se acerquen con velocidad al ocaso de sus vidas biológicas.
Los apetitos de esos “académicos” encumbrados no cesan aun cuando hayan ocupado y ejercido cargos y poder amplios y se hayan colocado incluso en la antesala del poder supremo de este país. Resulta inconmensurable la ambición y hasta llegan al exceso de sentirse “traicionados”.
El rector Enrique Graue sabe el calibre de la crisis que enfrenta como timonel de nuestra máxima casa de estudios. No es ingenuo y conoce o debería tener claro el origen de “la mano negra” que aludió recién el presidente Andrés Manuel López Obrador. Un paro parcial como el que hoy afecta a la UNAM, la trampa que pretenden tenderle y las exigencias de grupos porriles, sufragados con abundantes fondos en tiempos de austeridad institucional, son las pistas clave del conflicto incubado y su eventual e indeseable escalamiento.
¿Hasta dónde están dispuestos a llegar los adversarios de Graue en el intento de consumar su golpe a la UNAM? Seguramente hasta donde lo permitan el propio Graue y el gobierno de López Obrador.
Conviene apuntar además y después de todo que Morena es más bien un movimiento político poco estructurado y nada monolítico. En estos días constatamos de manera fehaciente las disputas internas de Morena, en una virtual reedición de lo que fue en su momento el partido del sol azteca. Este fenómeno y hecho político también juega en la UNAM, nada menos que la primera universidad de México y entre las primeras del mundo. Un botín demasiado grande y apetitoso para dejarlo en paz. Aludo algunos datos al punto.
Es la UNAM la casa de estudios más grande del país porque allí se forman casi 350 mil estudiantes. El ingreso a ella por la vía de los exámenes es reducido, apenas un promedio anual del 10 por ciento de quienes aspiran a denominarse pumas de manera coloquial.
A su trabajo de docencia y difusión, hay que añadir la investigación en prácticamente todos los campos del saber humano. Hará pronto tres lustros la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró su campus Patrimonio de la Humanidad. Se le considera heredera directa de la Real y Pontificia Universidad de México, fundada un septiembre pero de 1551, y en consecuencia la Universidad más antigua de América Latina.
La UNAM es un organismo público, descentralizado del Estado y tiene entre sus principios la libertad de cátedra y de investigación. Como Universidad y por antonomasia abriga todas las corrientes de pensamiento.
En 2019 cumplió 10 de haber recibido el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Hace sólo cuatro años, la UNAM se incorporó a la Plataforma de ONU Mujeres, HeforShe, como parte de su compromiso con la igualdad de género y en favor de perfilar una sociedad más democrática y equitativa.
Los tres Premios Nobel de México, entre ellos Octavio Paz, Mario Molina y Alfonso García Robles se formaron en la UNAM.
Muchas, muchísimas cosas más podrían y deberían decirse con insistencia de la UNAM para justipreciar su enorme y contundente valor nacional. Sin Ella, el país sería inexplicable. Por eso duele y preocupa que políticos desclasados traten de vulnerarla, de hacerle daño y aún de valerse de ella para impulsar sus agendas ruines.
Nada de lo que ocurre hoy en la UNAM –que ya todos sabemos- es ajeno al momento del país, inmerso en una transición política inédita y peligrosa por ello, en donde grupúsculos obscurantistas pretenden primar. La mezquindad política barrunta el horizonte. No hay casualidad posible. La contienda electoral de julio del 2018 dejó demasiadas viudas a la vera del camino. Hay muchas que aún siguen sin resignarse.
Confío sin embargo y estoy seguro de que la experiencia, el conocimiento y el talento se impondrán aún en medio de la tormenta. Hay tanto en juego y tan valioso que no se puede perder. Asumo que esto y mucho más comprometen al rector Graue, y más aún al país entero.
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@RobertoCienfue1