Notimex, el microcosmos

Hace unas pocas semanas plantee en este espacio la pregunta ¿Quo vadis Notimex? Supongo que a estas alturas, luego del inicio el viernes pasado de una huelga que tiene

 todos los ingredientes para calificarla de “rarísima”, todo indica que se está avanzando con mayor celeridad hacia la extinción o fusión si acaso de lo que resta de la llamada Agencia de Noticias del Estado Mexicano.
Tras la llegada de la 4T al poder y en marzo de 2019 de la nueva administración de la agencia, lo único perceptible de manera fehaciente es el emprendimiento de una denodada embestida de destrucción de Notimex, creada en 1968. Los embates iniciaron de manera esporádica pero sostenida aún antes de la asunción de la nueva directiva mediante una serie de golpes sistemáticos contra la dirigencia del Sindicato Único de Trabajadores de Notimex (Sutnotimex).
Como parte de una campaña de desprestigio y con el propósito de socavar el liderazgo sindical, los funcionarios designados iniciaron el golpeteo en medios noticiosos aliados, que desafortunadamente prestaron espacios a esa campaña soterrada en principio, pero claramente encaminada a vulnerar al Sutnotimex y sus dirigentes, que dicho sea de paso debieran defenderse de cualquier acusación hecha al garete. Fue la primera etapa de un propósito claro: romper la unidad sindical, única defensa por muchos años de la plantilla laboral.
Una vez consumada esta primera etapa se actuó desde la administración entrante para dividir al personal y despertar intereses, ambiciones y aún resentimientos de algunos miembros del sindicato, que encontraron una oportunidad para soltar y exhibir sus apetitos cobardes y carentes de valor civil y que nunca mostraron, al menos mientras se cobijaron con los beneficios económicos y contractuales obtenidos por diversos comités ejecutivos nacionales del Sutnotimex, a quienes entonces aplaudieron y dieron su apoyo incondicional.
De inmediato se perpetraron una serie de golpes directos a la planta laboral, que pudieran resumirse en la pérdida de ingresos hasta del 40 por ciento para los trabajadores sindicalizados. De manera soez, brutal pero sobre todo ilegal, la administración en funciones arremetió contra los empleados y sus derechos so pretexto de la política presidencial de austeridad, pero en flagrante violación de la ley y por supuesto del Contrato Colectivo de Trabajo. Violó de igual forma el compromiso presidencial de no afectar a empleados de base y mucho menos sus derechos.
La formación de un sindicato charro como el que se encomendó a un empleado de servicios generales constituyó una intromisión en la vida sindical de los trabajadores de Notimex, obligados estos a adherirse a ese grupúsculo presuntamente sindical para salvar sus empleos, así éstos resultaran insultantemente precarios tras la pérdida de ingresos.
Lo que quedó del Sutnotimex, no mucho, da pie a todo tipo de suspicacias, aún no suficientemente reveladas. La empresa argumenta hoy por ejemplo que el Sutnotimex carece de agremiados activos en la agencia. Llama igualmente la atención que el Sutnotimex, con todo y su toma de nota incluida, no ha logrado un solo éxito en la defensa de los derechos laborales ni de las personas que dice defender.
Los despidos, la ilegalidad de las liquidaciones que han querido otorgar, el acoso y un sinnúmero de vejámenes y arbitrariedades más, persisten a la fecha sin que el “nuevo” Sutnotimex haya logrado impedirlas a la fecha. De allí la suspicacia.
¿Qué sigue en medio de una huelga rarísima? Yo diría que la extinción de la agencia o en el menos malo de los casos, su fusión a una plataforma de medios públicos que parece ser el interés del presidente López Obrador, convertido él mismo hoy día y además en el vocero nacional.
Notimex está sirviendo hoy día poco y mal al gobierno de López Obrador y constituye en esos términos un gasto “oneroso” para el Estado mexicano que podría ahorrar –la premisa nacional- mínimo unos 200 millones de pesos, el presupuesto más menos de Notimex.
Esto explicaría la saña ejercida por la administración en funciones contra este medio público y numerosos profesionales que lo hacían posible.
Es cierto que antes de la 4T no fue la mejor agencia de noticias de América Latina y mucho menos del mundo, pero cumplía un papel importante como un escaparate de medios y proyectaba la presencia e imagen de México en el mundo. Esto no figura hoy en la agenda de Palacio Nacional. De alguna manera lo que está pasando en Notimex constituye un microcosmos nacional. Es como un apetito voraz por la destrucción del pasado sin que se atisbe siquiera un futuro cierto.
Bajo el gobierno de la 4T se esperaban y se requerían cambios para el progreso de esta agencia, cambios que iniciaron incluso antes de la 4T. En 2007, por ejemplo, se establecieron las bases jurídicas para que Notimex pudiera convertirse en una auténtica agencia de noticias del Estado mexicano y dejara en el pasado su perfil de agencia de gobierno, algo que tampoco ha ocurrido a la fecha y que seguramente no ocurrirá, conforme todos los hechos e indicios a la vista.
Hay que recordar por ejemplo que con excepción de la experiencia de Excélsior en sus mejores tiempos, Notimex construyó una importante red de corresponsales en el extranjero, hoy totalmente desmantelada. También es cierto que entre los corresponsales en el extranjero, ni estaban todos los que eran ni eran todos los que estaban. Pero habría resultado mejor para Notimex una restructuración de sus corresponsales que una destrucción de ese activo, hoy convertido en un pasivo demasiado oneroso.
Tras el desmantelamiento de la red de corresponsales en el extranjero, el área internacional de Notimex quedó reducida en gran parte al plagio con fuente. Explico: tomar las notas de otros medios noticiosos internacionales con los que la agencia firmó convenios hace tiempo y reproducirlos, citando claro –y al menos- la fuente original. Eso, hay que decirlo, dista muchísimo de un estándar profesional mínimo.
Hace unos meses se creó la sección Cambio Climático y sin embargo, el desarrollo de esta sección quedó encargado a personas poco o nada profesionales, pero serviles hasta la ignominia eso sí. Durante meses, el plagio con fuente –como digo-, y en ocasiones añadiendo faltas de ortografía, fue el sello de esta sección. Lamentable, claro.
Ya se conocen bastante otros datos –fidedignos, claro-. Despidos a granel –casi casi una carnicería laboral- abusos contra el personal de base, violaciones flagrantes e ilegales claro al Contrato Colectivo de Trabajo, liquidaciones incompletas o inexistentes, acoso, humillaciones y atropellos, constituyen el cambio en Notimex.
Añádase a este coctel, muy cercano a lo letal, una ristra larga de mentiras públicas y engaños privados. Profundamente perturbador. ¿Por qué tanta saña, pues? ¿A dónde va Notimex? No es difícil anticiparlo.
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@RobertoCienfue1