Aún y cuando nació como un programa insignia de la 4T, Sembrando Vida también confronta un resquebrajamiento severo en el
orden institucional y operativo. No sólo se trata de la renuncia no aceptada del coordinador de ese proyecto, Javier May Rodríguez y del revés presidencial a la titular de la Secretaría de Bienestar, María Luisa Albores, quien casi casi tuvo que ofrecer una disculpa al presidente López Obrador por saltarlo y publicar inconsultamente un decreto. Esto en el mes de la mujer, que conste.
El episodio revela el desbarajuste que impera en la cadena de mando presidencial: una secretaría de Estado que el emitir un decreto inconsulto se brinca a su jefe, nada menos que el presidente del país, y un subsecretario como May que exhibe a su jefa y la coloca en la nada cómoda posición de subalterna.
Se añade un presidente que descalifica y anula a la señora Albores por la vía de los hechos. Albores se resigna, apechuga y sonríe de buena manera, pues qué caray. Es claro que acepta sin chistar con tal de preservar el cargo. Se sabe que López Obrador tiene bien apergollados a los miembros principales de su equipo. No les da espacio de nada. Y si lo toman y corren riesgos, los arrincona como el caso de Albores.
No es la primera vez que López Obrador arremete públicamente contra un titular de despacho. Lo ha hecho con el hoy jefe de Hacienda cuando fungía como subsecretario, lo acaba de hacer recientemente con nada menos que el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, aún y en su condición de titular de una institución autónoma según se presume en caso necesario.
López Obrador es un eclipse, lo he dicho antes.
Pero el caso del programa Sembrando Vida arrostra otros problemas.
Me lo contó hace poco el presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones Agropecuarias y Forestales (Conoraf), Armando Rendón Barrera, un productor y exportador con más de 25 años de experiencia en el campo mexicano.
El programa Sembrando Vida amenaza el cacao que cultivan indígenas en Chiapas y Tabasco hace más de cinco mil 500 años, considerado exótico y de un valor económico y cultural muy alto para México. ¿Por qué? Bajo el paraguas de este programa insignia de la 4T se están importando plántulas transgénicas de Ecuador, que llegan al país con plagas y enfermedades.
“Se trata de una planta transgénica y están acabando con un cultivo tan importante que es el cacao”, me dijo Rendón Barrera. Añadió que “no está dando los frutos que se esperaban y tienen muchos problemas”.
Añadió que el coordinador del Programa para el sureste, Hugo Chávez, importa la plántula del cacao de Ecuador, a pesar de que en México “podemos producir la planta, porque aquí tenemos todo y eso generaría incluso empleos”, muchos más de los que anuncia y espera el presidente.
El cacao que se produce en Chiapas no se produce en ningún otro lado; se considera exótico por la variedad y los colores que tiene, pero está en peligro de desaparecer.
Según el programa, los indígenas que producen cacao en esos dos estados del sureste de México reciben cuatro mil 500 pesos por 2.5 hectáreas a cambio de que corten su planta.
Rendón Barrera sostiene que aún estamos a tiempo de detener e impedir el daño a ese cultivo. Porque en caso contrario el estropicio sería muy lamentable porque se acabaría con un cultivo de cinco mil 500 años.
Chiapas destina unas mil 200 hectáreas para la siembra de cacao y Tabasco, alrededor de unas 600 hectáreas. Oaxaca y Veracruz también producen cacao, aunque en menor escala.
Sería aconsejable y prudente revisar esto. Albores y May podrían y deberían colaborar mejor con este programa estrella de la 4T. La política los vinculó y están apergollados al presidente. ¿O no?
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@RobertoCienfue1