¿Estás loco?

En una llamada telefónica entre el entonces presidente Enrique Peña Nieto y su colega

 estadunidense, Donald Trump, en febrero de 2018, el bisonte que todavía habita la Casa Blanca preguntó al mexiquense: ¿Estás loco?

La pregunta de Trump a Peña Nieto fue en realidad una respuesta. Peña Nieto había pedido entonces a Trump que se pronunciara públicamente para avalar la negativa del Ejecutivo mexicano a pagar por el muro en la frontera de ambos países. ¿Estás loco, Enrique?

Aunque entonces se negó como sigue haciéndolo a retroceder en sus avanzados planes de erigir el muro de cemento y acero entre ambos países, Trump sí colmó de elogios a Peña Nieto. Destacó la gran relación con su colega mexicano. Lo consideró un tipo “estupendo”, un hombre “maravilloso”, un gran negociador que ama al pueblo de México y está trabajando muy duro.

Tan elogiosas palabras fueron hechas por Trump en los primeros meses de 2018, ya cuando Peña Nieto vivía el ocaso de su poder presidencial y se enfilaba a una sonora derrota electoral a manos nada menos que de Andrés Manuel López Obrador.

Es útil hoy recordar que el último día de agosto de 2016, Peña Nieto recibió en Los Pinos al entonces candidato republicano a la presidencia estadunidense, un encuentro que generó más pérdidas que ganancias para el atlacomulquense.

En marzo de ese año, decía, Trump narró detalles de aquella conversación telefónica con Peña Nieto unas semanas antes, el 20 de febrero, para precisar.

En la víspera, Trump, el mismo Trump que asumió la presidencia estadunidense el 20 de enero de 2017 para un mandato de cuatro años con posible reelección, dijo que “pronto” recibirá la visita en Washington de López Obrador. Al ahora presidente de México lo calificó de “un buen tipo”.

Sobre advertencia no hay engaño. López Obrador ha hecho gala de diplomacia al máximo ante el señor Trump, al grado de que hay quienes asumen que es al único que López Obrador, escucha, atiende y hace caso. El argumento que esgrimen es la solícita aprobación presidencial para que la Guardia Nacional opere como el brazo más sólido del muro estadunidense en acelerada construcción.

Pero conviene también preguntar ¿Cómo entender al belicoso, insultante, y soberbio bisonte que embiste un día sí y otro también contra todo lo que se le antoje y conforme el humor de la jornada?

Ha insultado a México repetidas veces, incluso en su visita como candidato a este país en agosto de 2016. Sigue la construcción del muro en la frontera y amagó con quebrar el acuerdo comercial que vincula a México, su país y Canadá hace más de dos décadas. Amenazó y sancionó de hecho la inversión estadunidense en México y persigue policialmente a los mexicanos en su país. Hay una profunda aversión de Trump hacia México y nada parece indicar que ese sentimiento antimexicano, que siempre ha existido, pero hoy es mucho peor, pudiera mermar o virar en el futuro inmediato o mediato. México está en la mira de un empresario estadunidense obsesivo, paranoico y grotesco que en mala hora se convirtió en presidente de Estados Unidos.

Y eso hay que tenerlo sobradamente claro. No será amigo quien nunca lo ha sido. Trump provocó la renuncia de Roberta Jacobson, una diplomática experimentada y honrada que lleva en su corazón a México. La renuncia honró a Jacobson y desacreditó a Trump si es que aún queda margen para ello.

Durante su estancia en la Casa Blanca, Trump ha dado muestras sobradas de poseer un carácter atrabiliario en exceso y hay expertos que han analizado su conducta, temperamento y modo. No lo favorecen los diagnósticos. Viene un trecho harto difícil con Trump, quizá el más peligroso de su mandato. En noviembre se despejarán las dudas. Hay demasiadas interrogantes en ambos lados de la frontera común. Ojalá se imponga la cordura y no se capitule una vez más. Sería un nuevo colmo.

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@RobertoCienfue1