¿Volver al pasado?

Algo y no precisamente muy halagüeño debe estar percibiendo estos días pandémicos el inefable dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, quien la víspera ante militantes y simpatizantes de su partido, movimiento u lo que sea, convocó a impedir un retorno al pasado en México.
Curioso llamado que se inscribe en un presente nacional complejo para decir lo menos y un futuro incierto para la inmensa mayoría de los mexicanos.
 
Es más, dijo don Mario, hay que repetir los resultados de las elecciones de julio de 2018 cuando Morena prácticamente arrasó en las urnas, con lo que barrió y desarticuló a los dos partidos mayoritarios e históricos del país, sí, el PRI y el PAN, que aún hoy tratan de articular una oposición viable de cara a los comicios de junio próximo, la madre de las batallas electorales del país y donde se disputarán más de 21 mil cargos, entre ellos 15 gubernaturas, 500 legisladores, casi dos mil ayuntamientos, los diputados de 30 congresos locales y  66 diputados y 16 alcaldías de la Ciudad de México, entre otros funcionarios de elección popular. Casi 95 millones de mexicanos podrán sufragar en esa jornada histórica del 6 de junio.
 
Según Delgado Carrillo, lo que estará en juego en las próximas elecciones será el pasado y la revolución pacífica en las urnas que -insistió- representa el voto por Morena, y que él mismo asegura “detonó la instauración de una nueva forma de hacer política en México”. Aclaro que estoy citando a Delgado. Digo esto con el propósito de impedir la confusión del lector, si acaso.
 
Abro comillas de nuevo: “En definitiva no hay que volver al pasado, eso es lo que está en juego en las próximas elecciones”. Cierro comillas con la cita de Delgado Carrillo.
 
Ratificó que las encuestas constituyen en Morena la forma de elegir a los candidatos. Aseveró que esos sondeos son útiles para medir no sólo la popularidad, sino los positivos y negativos de los aspirantes. Rubricó: “ser un movimiento abierto nos fortalece y nos permite agrupar a los mejores liderazgos”. Eso dijo Delgado Carrillo. Evitó eso si referencias particulares, como por ejemplo aludir al senador Félix Salgado Macedonio, que dicho sea de paso nos resulta un político polémico de Morena y excelente conocedor de la naturaleza de las mujeres y las reacciones de éstas cuando se les somete a la presión del poder, según revelan diversas denuncias en curso. Salgado Macedonio es un excelente ejemplo de los “mejores liderazgos” de Morena pues tuvo incluso el tamaño de arrebatar la candidatura en Guerrero a Pablo Amilcar Sandoval, hermano nada menos que de la titular de la Función Pública. Eso también deja ver sin duda el tamaño del liderazgo de don Félix, un ex alcalde de Acapulco que conoce a fondo la dinámica del crimen organizado. Pero, bueno, esa ya es otra historia.
 
Del mensaje de Delgado Carrillo, rescato la disyuntiva que plantea entre elegir una vuelta al pasado político del país y la revolución pacífica que encabeza su partido. ¡Ufff! Francamente resulta en la circunstancia nacional muy tentadora la oferta o el dilema de don Mario. Como elector, y en una somera evaluación me pregunto si la oferta de votar por Morena garantiza algo mejor o diferente de lo que estamos viviendo luego del resultado electoral del 2018, abrumadoramente morenista. La otra opción planteada en los términos de don Mario es votar para impedir el pasado escabroso de México con partidos como el PRI y el PAN. Así de claro es, nos dice don Mario a los electores que habremos de concurrir a las urnas el seis de junio.
 
A la luz de lo que vemos que está ocurriendo en México y luego de más de dos años en el ejercicio de un poder total a cargo de Morena, hay pocos márgenes para el entusiasmo electoral y menos aún para repetir los saldos electorales del 2018. Me parece. Es un hecho que el discurso político según el cual todo lo que hicieron los gobiernos del PRI y del PAN estaba podrido por la corrupción, está llegando a su fin, si no es que ya quedó rebasado. El tiempo se acabó para justificar socialmente ese discurso. Más de dos años de gobierno ya dejan ver un saldo propio. Por supuesto que cada elector deberá evaluar su propia realidad, la personal y por supuesto, familiar o grupal, para decidir lo conducente al momento de emitir su voto, su arma principal para premiar o castigar el desempeño político.
 
Los periodistas solemos citar al colega británico Charles P. Scott, quien dejó dicho: los hechos son sagrados y libres las opiniones. Así que usted decidirá entre ese pasado del que habla don Mario, el presente que esté viviendo y el futuro, ese futuro incierto o cuajado de incertidumbre que atenaza a México.
 
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@RoCienfuegos1