Marihuana, un primer paso

La aprobación esta semana en la Cámara de Diputados de la iniciativa que regula el consumo, cultivo y comercio de la marihuana con fines lúdicos, y que tendrá que ser ratificada por el Senado

 antes del último día de abril, constituye sin duda un paso inicial en la dirección correcta para acotar el gigantesco negocio de las drogas, del que ningún gobierno en el mundo –sí, como lo lee- podrá salir victorioso si se persiste en un enfoque policiaco-criminal.
La legislación en curso deriva de un mandato en 2018 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, según el cual resultaba inconstitucional la prohibición del consumo lúdico o recreativo de cannabis, y que fijó un plazo máximo al 30 de abril para su regulación. ¡Enhorabuena!
Se prevé que el Senado, que ya sancionó la iniciativa en noviembre del 2020, ratifique las modificaciones hechas en Diputados. Luego corresponderá al presidente Andrés Manuel López Obrador promulgar la ley, con lo que México será el tercer país de América en legalizar el cannabis lúdico. Antes lo hicieron Canadá y Uruguay.
Algunas previsiones de esta legislación establecen el derecho de fumar marihuana en el domicilio particular sin presencia de menores, portar hasta 28 gramos, cuidar de hasta 8 plantas por domicilio y crear grupos o asociaciones de fumadores con un máximo de medio centenar de plantas.
¿Por qué digo que se trata de un primer paso en la dirección correcta?
Basta constatar los resultados después de más de 15 años de la instrumentación del enfoque policiaco-criminal contra las drogas en México, que puso en marcha de manera oficial y formal el gobierno del inefable Felipe Calderón Hinojosa.
Planteado de otra forma ¿quién en este país puede todavía apostar al triunfo sobre los traficantes de drogas? Digo, seriamente, y sin retórica alguna, esa política mueve más bien a incredulidad y sarcasmo.
Aparte del elevadísimo número de muertes asociados al tráfico de drogas y su combate, agradeceré saber que más arroja la guerra a las drogas de Calderón. Es claro que la proscripción de las drogas es si no el mayor, uno de los primeros negocios del mundo, una razón de más casi seguramente para persistir en esta actividad, aun y cuando genere todo tipo de males al país y el mundo.
Lo hemos dicho otras veces, se trata del negocio del siglo, o de menos, -insisto- una de las actividades económicas más rentables del orbe. ¿A quién le importa en verdad acabar con la gallina de los huevos de oro? Seamos sensatos. El mundo hoy en día tiene como eje rector la obtención de la ganancia, el mejor negocio, la generación de dividendos. A eso se le llama audacia o astucia.
Por ello estoy convencido de que la actividad del narcotráfico no será vencida ni dejará de existir. Es un asunto económico fundamental y que por supuesto nada tiene que ver con la moral de las personas y mucho menos con los presuntos deseos de los gobernantes, que de manera reiterativa ofrecen llevar adelante un combate frontal y total del narcotráfico. Suena bien, pero es imposible que gane el Estado en forma cabal.
Hace casi 80 años, un médico mexicano prominente llamado Leopoldo Salazar Viniegra, entonces titular del Departamento de Salud, planteó el drama de las drogas como un asunto médico y no policial, enfoque este último impuesto por el gobierno de Estados Unidos a México.
Salazar Viniegra, me contó el investigador de la UNAM, Luis Astorga, pagó con su puesto la osadía de contravenir los criterios por demás interesados de Washington para hacer de México un satélite de esa política antidrogas con un enfoque criminal, antes que de salud, conforme propugnaba en esa época Salazar Viniegra.
Los resultados de ese giro en el enfoque al problema del combate a las drogas son palmarios. Y pocos pueden argumentar incluso de manera objetiva y racional que se haya ganado al crimen organizado asociado a las drogas.
En consecuencia, se requiere reconsiderar un relevo del paradigma en el combate a las drogas. No hacerlo significará la acumulación de muertes y ganancias económicas para los practicantes de este voraz y criminal negocio. Sólo cuando las drogas en general dejen de ser un negocio criminal y violento, comenzaremos a ver otro horizonte tal y como han demostrado adicciones y negocios asociados por ejemplo al alcohol, el café e incluso el té, prohibidos en otros tiempos aun y cuando usted podría dudarlo.
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@RoCienfuegos1