Increíble, ¿probable?

Venezolanos, amigos y colegas de quien esto escribe, obligados a salir de su país una vez que el chavismo y su descendencia política se apoderaron de la ex Venezuela saudita, dicen con frecuencia: "vengo del futuro".

 La frase, un tanto jocosa y que refleja de manera nítida el espíritu bullanguero del venezolano promedio, revela sin embargo una preocupación de naturaleza política y sobre todo una voz de alerta para los mexicanos en estos tiempos de transformación radical del régimen, conforme el compromiso alentado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien el mismo día en que asumió la presidencia de su antecesor, Enrique Peña Nieto, dijo que aun cuando pudiera "parecer pretencioso o exagerado", en México iniciaba no sólo un nuevo Gobierno, sino "un cambio de régimen político".
Así han transcurrido 28 meses del gobierno de la llamada 4T, con saldos plagados de claroscuros que bien conocemos los mexicanos y que sin duda serán evaluados por los electores el seis de junio próximo, en unos comicios considerados clave para la actual administración, los mexicanos y aún el futuro inmediato del país.
Cuando hablan de "venir del futuro", muchos de estos venezolanos, obligados como dije a dejar su país y que forman parte de un éxodo imparable de todos aquellos que han visto, pero sobre todo experimentado, el doloroso proceso de deterioro de su país en prácticamente todos los ámbitos, aluden al proceso mexicano en curso, donde el presidente López Obrador se perfila como un jefe de Estado absolutista, y donde las condiciones materiales del país se degradan de manera progresiva, según la mayoría de los indicadores económicos, así resulte contrastante en grado extremo los ya clásicos "yo tengo otros datos", o se recurra al uso de indicadores extravagante como el índice de bienestar.
Con base en testimonios de ciudadanos venezolanos, hoy desperdigados en diversos países del mundo y también y por supuesto en México, lo que están viendo en nuestro país es preocupante y debería mover a la acción ciudadana para impedir -dicen- un gobierno que devenga en una tiranía.
Dicen que gobiernos de este tipo comienzan por colonizar los poderes legislativo y judicial. ¿Les suena familiar? ¿Les dice algo? De manera paralela, dicen esos mismos testimonios, comienzan a apropiarse de los bienes del país, entre ellos los vitales como el agua, los alimentos, la energía -petróleo y electricidad- los servicios médicos y de salud, la infraestructura del país, el transporte, la educación, la vivienda, y todos aquellos que son esenciales para la vida cotidiana de las personas y/o ciudadanos.
Ocurre que "la garrapata manda al caballo", coinciden algunos de estos testimonios de quienes previenen un futuro político al margen del orden democrático en México.
Añaden que este tipo de gobiernos, de índole autoritaria e intolerantes hacia segmentos poblacionales discrepantes o críticos, imponen la visión única, la descalificación como método, el sometimiento ciego de sus clientelas, a las que doblegan mediante dádivas nunca antes prodigadas, y eso sí, agradecidas al punto del fanatismo. A veces, incluso, señalan nuestras fuentes, a estos segmentos sometidos, los arman en nombre de la defensa de un proyecto político.
Y los militares también se suman a este nuevo orden con base en canonjías, beneficios y prebendas que exceden con amplitud todas aquellas que pudieran haber recibido en tiempos menos absolutistas, radicales y "transformadores". ¿Le suena familiar? En México, como nunca antes, los militares están participando en áreas antes reservadas a civiles, y que incluyen la construcción de obras emblemáticas del actual gobierno como el Tren Maya, el Aeropuerto Felipe Ángeles, la construcción de sucursales y oficinas del llamado Banco del Bienestar, la seguridad pública, la vacunación contra el Covid-19 y aún el control de Puertos y Aduanas del país, esto último la causa directa de la renuncia en julio del 2020 del entonces titular de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriu, quien alertó en su carta de renuncia sobre las graves consecuencias del papel de los militares en estas áreas críticas para la gobernanza nacional.
Me cuentan mis fuentes que el ribete es la injerencia del gobierno cubano en asuntos nacionales, mexicanos en este caso.
Recién ayer martes 27 de abril, fue el propio López Obrador quien reveló que llamaría al presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, para agradecerle el apoyo y solidaridad en el momento más difícil de la pandemia por el coronavirus en México, cuando envío a mil especialistas, médicos y enfermeras cubanos.
Destacó que expresaría de manera directa y personal su agradecimiento por ese gesto solidario.
Cuidado, cuidado, cuidado, repiten muchos venezolanos al insistir en que ellos vienen del futuro.
Y si uno replica con el argumento de que México no es Venezuela, y además, tiene vecindad fronteriza con Estados Unidos, entonces apuntan: Estados Unidos ya no es el mismo país que hace décadas, se entrometía de manera directa y armada incluso en nombre de la defensa de las democracias. ¿Increíble, probable? Al tiempo y lo que decidamos los mexicanos.

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@RoCienfuegos1