La propuesta presidencial de relevar a Arturo Herrera en Hacienda, por Rogelio Ramírez de la O, un conocedor del mundo de las finanzas y una carta anunciada pero pospuesta varias veces para incorporarse al equipo de la Cuatro 4,
más el anuncio de que Herrera será llevado al Banco de México, revelan los primeros cambios en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador luego de las elecciones dominicales del seis de junio y podrían claramente anticipar otras acciones de este tipo en el tren ejecutivo del mandatario, tan poco proclive a los golpes de timón, para la segunda y última parte de su gestión, una que inevitable e inexorablemente será acotada por los nuevos tiempos políticos.
Parte de este proceso, que inició en las horas que siguieron a las elecciones del domingo, incluye de manera principal a la jefa del gobierno de la Ciudad de México, la doctora Claudia Sheinbaum, la parte más afectada en los comicios, conforme los resultados, y que hizo que la propia mandataria dedicara varias horas de los días subsecuentes a la elección a explicar los motivos de la pérdida de nueve de las 16 alcaldías capitalinas y para rematar, la mayoría en el congreso local de 66 diputaciones.
Astuto como siempre y en absoluto respaldo de Sheinbaum, el presidente anunció apenas el último miércoles que esta misma semana -quizá este viernes- se reunirá con la mandataria local para examinar la ayuda federal con el propósito de resolver la crisis del transporte en las alcaldías Iztapalapa y Tláhuac, afectadas por el derrumbe del 3 de mayo de una trabe del metro que costó las vidas de 26 personas y dejó unos 80 lesionados, al menos dos de ellos todavía hospitalizados y que significó la peor crisis del gobierno de la ciudad en todos los aspectos, con excepción, sorpresivamente, del saldo electoral en la demarcación afectada.
Sheinbaum, una sólida aspirante y hasta ahora la preferida del presidente para sucederlo, admitió fallas en las campañas informativas de su gobierno, que se concentró en atender los efectos de la pandemia por el coronavirus, y que explicarían parte de las pérdidas comiciales.
La mandataria citó los programas sociales que impulsa su gobierno y el federal en favor de los sectores más pobres y vulnerables de la ciudad, y atribuyó a la oposición el engaño de los votantes.
Pero López Obrador fue más claro al señalar intereses personales y de grupo dentro de su partido Morena como la causa del golpe electoral en la ciudad capital, quizá el mayor bastión del morenismo. El mensaje presidencial fue directo para algunos dirigentes morenos que evidentemente apostaron a favor de la oposición en por lo menos las alcaldías de Cuauhtémoc y Tlalpan, algo impensable pues se trata de las demarcaciones donde residen el propio presidente -aunque también es vecino de Tlalpan- y donde se afinca en el segundo caso nada menos que la residencia de la gobernante capitalina.
Los relevos, los primeros insisto tras la refriega electoral, podrían y parecen ser sólo el anticipo de algunos más en áreas críticas del gobierno lópezobradorista, que superada su primera etapa, deberá prepararse para la posteridad. Antes de llegar a esa alcabala, clave, crucial, tendrá que sortear el referendo revocatorio de marzo del 22 y la sucesión del 24, cuando Sheinbaum está más que cantada, y a la que el mandatario ha dado sobradas evidencias de apuntalar hasta en las peores circunstancias, como fue la tragedia del metro en Tláhuac y ahora tras el descalabro electoral.
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@RoCienfuegos1