Muina presidencial

En menos de un mes, dos periodistas han causado la muina del presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional, su casa. Primero Jorge Ramos, un periodista que gusta habitualmente de picar la cresta de gobernantes como hizo en marzo de 2019 con el hombre fuerte de Venezuela, Nicolas

Maduro, y más recientemente Alberto Peláez, un popular comunicador que durante casi cuatro décadas colaboró con Televisa.

Ambos periodistas, de calado muy distinto a otros que hacen preguntas a modo y le endulzan el oído, sacaron de sus cabales en sendos episodios al presidente durante sus celebérrimas conferencias matutinas.

El par de episodios me recordaron al extinto presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez Rodríguez, quien solía recomendar que sería mejor para todo aquel que rechazara o no soportara el calor se abstuviera de meterse en la cocina. Acertadísimo consejo de Pérez Rodríguez, cuya prolongada trayectoria política incluyó la persecución, el exilio, la destitución de la presidencia tras un enjuiciamiento político, la cárcel, levantamientos populares, y ya en las postrimerías de su carrera política, un cruento alzamiento militar, que encabezó el también fallecido militar Hugo Chávez Frías.

A Pérez Rodríguez, dos veces presidente del país petrolero sudamericano, nunca se le doblaron las piernas, tampoco le temblaron, ni siquiera en las peores circunstancias. En medio por ejemplo del alzamiento militar la madrugada del 4 de febrero de 1992, y cuando todo parecía indicar su derrocamiento, defendió con pistola en mano y de manera personal su permanencia constitucional en el Palacio de Miraflores, la casa presidencial.

Cito al famoso CAP, el acrónimo con el que se le conocía, porque en mis años de corresponsal en Venezuela, me tocó entrevistarlo varias veces para Excélsior. Otras ocasiones, acompañé al periodista Djuca Julius, de origen yusgoslavo y quien hizo una exitosa carrera periodística en México hasta su muerte, lo mismo que al extinto director Regino Díaz Redondo. Presencié preguntas punzantes de ambos a CAP, quien nunca se exaltó, pese a su temperamento y las circunstancias que imperaban en su segunda presidencia, interrumpida incluso por la destitución, previo enjuiciamiento y posterior encarcelamiento. Pérez Rodríguez tampoco rompió las formas cuando en febrero de 1989 enfrentó una violenta revuelta popular, apenas unos días después de asumir su segundo mandato constitucional. A CAP hay que reconocerle su temple, se esté o no de acuerdo con las políticas que impulsó, tan diametralmente distintas, durante su primera y segunda presidencias. En la primera, en los años 70, CAP gobernó la Venezuela saudita. En los 90, ejerció una presidencia sujeta a políticas económicas neoliberales y los dictados del Fondo Monetario Internacional.

   

Toda este relativamente extenso prolegómeno para aterrizar en el par de episodios que han revelado la muina del presidente López Obrador ante dos periodistas veteranos que este mes lo han irritado.

Ramos hizo enojar al presidente cuando a principios de julio lo increpó sobre el incremento de homicidios en México. El que se enoja pierde, solemos decir los mexicanos. Añadimos que quien te hace enojar te gobierna.

Fue evidente la muina presidencial a la pregunta de Ramos, un periodista al que le encanta provocar y gana al conseguirlo. López Obrador sólo atinó a echar mano de su frase clásica: “yo tengo otros datos” y allí se refugió. Seguro echó de menos a Lord Molécula.

Hace un par de días, llegó el turno de Peláez. Recordó al presidente la invasión musulmana y lo mismo con el imperio romano en España. “No les dijimos que nos pidieran perdón, pero les dijimos gracias”, argumentó Peláez para comparar la carta enviada por López Obrador al rey de España, Felipe VI, solicitando que ofreciera disculpas por hechos ocurridos en México hace más de cinco siglos. López Obrador se quejó incluso de que no haya habido “la delicadeza” de tener una respuesta.

Peláez insistió en la forma en la que se podrían arreglar las relaciones para que pudiera llegar más inversión a México. La respuesta de López Obrador fue: "Hay una nueva realidad en México y ya no se permite robar, eso es todo”, dijo para rematar el diálogo. Punto.

¿Qué dejó ver el presidente en ambos episodios periodísticos? Usted tendrá la mejor respuesta. Yo sólo recuerdo aquella recomendación de CAP.

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@RoCienfuegos1