Certero

Recién comienza la gestión de Rogelio Ramírez de la O al frente de las finanzas públicas del país en tiempos de la 4T. Inicia su gestión con los primeros cambios y relevos en áreas estratégicas de la Secretaría de Hacienda. El argumento para explicar estos cambios es “consolidar el proyecto”, se entiende,

del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Entre los nuevos nombramientos figuran los que atañen a las unidades de Coordinación con Entidades Federativas; de Crédito Público; de Banca, Valores y Ahorro; y en la de Seguros, Pensiones y Seguridad Social.

Encabezará la UCEF Fernando Renoir Baca Rivera -nombramiento que ya fue enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso para su ratificación.

María del Carmen Bonilla Rodríguez fue elegida para dirigir la Unidad de Crédito Público y Asuntos Internacionales. El proceso de ratificación ya comenzó en el Congreso de la Unión.

Para la Unidad de Banca, Valores y Ahorro se nombró a Alfredo Federico Navarrete Martínez, quien tiene experiencia en el sector financiero, así como en el ámbito público y privado.

Héctor Santana Suárez fue designado para la Unidad de Seguros, Pensiones y Seguridad Social.

Así comienza.

Ramírez de la O también participó en estas sus primeras horas en Hacienda en un foro virtual denominado “Inside Latam: México, que auspició Moody`s Investors Service, y allí el secretario de Hacienda expuso que en el cambio estructural que vive México, teme que éste “no ha sido por nuestra parte bien narrado y quizá en el mundo no suficientemente bien percibido”.

Ante esto, propone una nueva narrativa, una donde se vean “los mensajes y veamos las acciones”. Ambas apreciaciones y comentarios resultan certeros, acertados. Pero sobre todo necesarias y urgentes para impedir nuevos exabruptos, dislocaciones y desmentidos entre protagonistas en la cúpula del poder, lo cual siempre repercute en efectos perniciosos para el país.

Entrado el país y el presidente en el segundo y último trienio de la 4T, los comentarios de Ramírez de la O podrían ser útiles y ojalá lo fueran para cimentar este tramo final, que se prevé complejo porque implicará además el proceso relacionado con el relevo presidencial, ya en curso, lo que lo perfila aún más complicado.

Ramírez de la O aludió de hecho a la segunda mitad del gobierno de AMLO al indicar que el enfoque será puesto en una mejor ejecución del gasto y programas. Ratificó que se mantendrá el apoyo a Pemex y anunció un tercer programa de infraestructura, en breve tiempo más, que ojalá ahora sí funcione y salve la mala suerte de dos anuncios similares hechos antes.

El enfoque de Ramírez de la O al señalar que se ha incumplido en parte al menos la tarea de narrar bien el cambio estructural del país es clave. Añadir que esto resulte quizá la razón por la que ese cambio no haya resultado “suficientemente bien percibido” en el mundo, también es crítico. Si no se explica menos se conoce, y si no se conoce ¿cómo entonces podría percibirse?.

Y es que -insisto- nadie puede entender lo que no se explica o narra bien, aun cuando sostener esto resulte casi una perogrullada. Hacerlo se ha complicado debido a la locuacidad presidencial, que cae en extremos como la descalificación pública de sus colaboradores más cercanos como ya fueron los casos de los antecesores de Ramírez de la O, Carlos Urzúa y el propio Arturo Herrera. Más mesura y comedimiento deberían ser aconsejados al presidente, que en muchas ocasiones se conduce irreflexivamente.

Recién aceptada por ejemplo la renuncia de Urzúa, López Obrador admitió que él (Urzúa) “no está conforme con las decisiones que estamos tomando y nosotros tenemos el compromiso de cambiar la política económica que se ha venido imponiendo desde hace 36 años, como es un cambio, una transformación pues a veces no se entiende, no podemos seguir con las mismas estrategias… por eso acepto la renuncia del titular de la SHCP y he decido que lo sustituya, he decido nombrar a Arturo Herrera”.

Fiel a su estilo, el mandatario también lanzó dardos contra Herrera en al menos un par de ocasiones. Una para desmentirlo sobre un eventual subejercicio en el gobierno, al señalar que él tenía “otra información”.

López Obrador también desmintió a Herrera luego que éste dijo a un medio británico que la refinería Dos Bocas sería pospuesta por insuficiencia presupuestal.

Esos dimes y diretes de escala presidencial han lesionado en algún grado cuando menos la credibilidad en los programas gubernamentales y sembrado muchas dudas, lo que ha acentuado la incertidumbre y aún desconfianza.

En consecuencia, y que Ramírez de la O destaque esto, revela un buen arranque, positivo para el país y la gestión que asume. Veremos si AMLO no lo refuta con sus propios datos.

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@RoCienfuegos1