Será un reto político formidable para la jefa del gobierno de la Ciudad de México, la doctora Claudia Sheinbaum, y los titulares de las 16 alcaldías capitalinas, nueve de ellas -la mayoría- en manos de la oposición,
lo que se viene para los actores involucrados y la gobernabilidad de la capital de la República.
En medio estaremos los ciudadanos que residimos en la otrora muy leal y noble Ciudad de México, que deberemos permanecer atentos al acontecer público en todos los campos de la gran tatarabuela de México-Tenochtitlan, sujeta a todo tipo de cambios conforme a una nueva visión de la mandataria capitalina, que gobierna bajo los influjos de la denominada Cuarta Transformación, y su máximo líder y exponente, el presidente López Obrador.
Como muy temprana precandidata de Morena a la presidencia de México, Sheinbaum sabe lo que trae entre manos: hacer historia en la capital y hacer historia enseguidita a escala nacional si alcanza la postulación a la Primera Magistratura y luego deja en el camino a sus adversarios, entre ellos dos pesos pesados de la política del país como el canciller Marcelo Ebrard y el senador y ex gobernador zacatecano, Ricardo Monreal. Sheinbaum también lidiará no sólo con sus competidores internos en Morena, sino con los que a su tiempo surjan de las filas de otros partidos o incluso alianzas partidistas.
La mandataria tiene el apoyo total y absoluto hasta ahora de López Obrador, a quien le interesa colarla hasta el epicentro de Palacio Nacional y quien seguramente hará uso de todo su arsenal político que no es limitado para salirse con la suya y colocar a Sheinbaum en la silla presidencial. Incluso, no es descartable en absoluto, que el presidente ponga un esténse quietos a Ebrard y a Monreal, cuyas vidas y obras conoce sobradamente, para que se disciplinen ante la señora Sheinbaum. Así esto signifique el sacrificio en las piras del zócalo del piso justo y parejo que según Monreal deberá imperar en la competencia presidencial de Morena. Por verse esto último.
Pero también es cierto, que ni Ebrard o Monreal son ingenuos y mucho menos confiados en esto del arte de la política. Así que seguramente veremos un duelo de titanes, o algo así como la guerra de Kramer vs Kramer. Anticipar quién y junto con él o ella será el vencedor de la contienda resulta aún prematuro anunciar. Pero la batalla promete, o tiene miga para decirlo de otra forma y habrá que verla desde un primer sitio o incluso desde una atalaya para mejor mirarla.
Para las gestiones de las alcaldesas y los alcaldes de la Ciudad, que recién rindieron protesta el uno de octubre pasado, también será un reto político. Deberán andar con cautela extrema y aceptar en particular la ley de austeridad republicana que ya comenzó a argumentar la doctora Sheinbaum, y que de hecho les impondrá límites presupuestales en los tres meses que restan de este 2021.
La gobernante de la Ciudad de México ya puso en claro que no se trata de un asunto político, sino presupuestal y que si no hay más dinero para repartir, los titulares de las alcaldías tendrán que acatar ese principio. Se anticipa una batalla por los recursos.
Pero la batalla política ya inició entre la mandataria y los nueva alcaldes de oposición, que fueron recibidos uno por uno por Sheinbaum en resguardo quizá de impedir el montón, para en su lugar atender individualmente.
Recuérdese además la gresca que se desató fuera del Congreso de la Ciudad de México al cierre de agosto cuando miembros de la Unión de Alcaldes de la Capital, intentaron llegar hasta la sede del legislativo local en Donceles para hacer una serie de planteamientos a los diputados capitalinos. En el zafarrancho fue herida en la nariz la alcaldesa entonces sólo electa de Álvaro Obregón, Lía Limón.
Así que se viene lo bueno, que de hecho ya comenzó con la asunción de sus cargos al frente de las 16 alcaldías de la Ciudad de México el primer día de este mes.
Fíjese si no, Sheinbaum ya lanzó el primer dardo a la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, quien se impuso nada menos que a la cuatrosísima Dolores Padierna en esa demarcación. Pues resulta que luego de asumir el uno de octubre en el Congreso de Donceles, Cuevas hizo un auténtico huateque para marcar su debut como co-gobernante de la Ciudad.
A esto, Sheinbaum preguntó: ¿quién pompó? E referencia a las celebraciones que también tuvieron otros alcaldes, con salas VIP, bebidas de alto costo y otros enseres de fiesta.
La mandataria dejó abierta la pregunta: ¿pues quién se los pagó y qué favores van a deber”.
Añadió que esa es la “gran diferencia de la frivolidad y lo que significa eso como forma de gobernar, a la manera en que nosotros gobernamos que es como ciudadanos, no es estos grandes lujos, eso es precisamente lo que representamos nosotros, acabar con los grandes privilegios y regresar a gobernar para la gente”.
Sheinbaum ratificó que los nuevos alcaldes, sobre todo los de oposición, se deben apegar a la austeridad. Allí quedó el dardo. Veremos qué sigue.
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@RoCienfuegos1