Hace unas horas, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, que comanda una mujer, Ernestina Godoy Ramos,
confirmó el hallazgo del cadáver de la joven Karen Itzel Rodríguez Barrales, una egresada del Instituto Politécnico Nacional, de 26 años.
“Manifestamos nuestra solidaridad con familiares y amigos”, dijo la Fiscalía tras el hallazgo del cuerpo de la chica, desaparecida hace más de diez días en la Alcaldía Tláhuac luego de salir de casa para tramitar su cédula profesional.
Esto, más la detención preventiva de su pareja sentimental identificada solo como “José Luis”, es prácticamente lo que se sabe de este nuevo caso, al parecer un feminicidio más.
Las cifras sobre este tipo de casos oscilan entre nueve y 11 mujeres asesinadas cada día en México. Al dolor que causan entre sus familias y amigos, no pasa más, o muy poco más. El gobierno, él mismo que propaga abrazos y no balazos como parte de su novedosísima estrategia contra los criminales, a quienes además promete cuidar porque también son seres humanos, ha desechado prácticamente los insistentes reclamos de miles de mujeres que durante todo el curso de este sexenio se han hecho, a veces incluso de manera agresiva y airada, para repudiar la violencia que sufren cada día. Más aún y muy lastimosa y vergonzosamente, este gobierno no duda en vincular esas marchas feministas con las fuerzas derechistas que adversan a la 4T con la intención de socavarla y hacerla quedar mal, -dice-, lo que les parece más preocupante y grave que los asesinatos de mujeres. Los asesinatos, y la violencia en contra de las mujeres de este país, persisten en un grado escandaloso, escalofriante y casi, casi, normalizado en los hechos cotidianos. Imagine, piense por un momento, que cada día, un promedio de diez mujeres de este país, muere de manera violenta. Es inaudito.
Pese a algunos esfuerzos por visibilizar la realidad atroz que confrontan las mujeres de México y aún para empoderarlas, persisten los crímenes, la violencia, y peor aún, la impunidad. ¿Qué falta para que el gobierno ponga un alto definitivo a los asesinatos, ultrajes, violaciones y todo tipo de desmanes contra las mexicanas? No, no se trata únicamente de casos vergonzantes y vergonzosos como el ofrecimiento de candidaturas, embajadas y hasta gobiernos a personas sospechosas de ultrajar a las mujeres. Esos casos retratan una infamia.
Si el gobierno fracasa como garante de la vida y el patrimonio de sus gobernados, fracasará en todo, más aún cuando se trata de mujeres. No puede esperarse otra cosa si es incapaz o se niega peor aún a ejercer la fuerza legítima para impedir tanta atrocidad en contra de todos los gobernados, pero de manera específica de las mujeres de este país. No es permisible que cada 24 horas, al menos una decena de mujeres resulte inmolada.
Es tiempo de que las autoridades, los gobiernos, los expertos, las universidades, las organizaciones, en fin, muchas instituciones y activistas, acuerden y diseñen políticas públicas inmediatas y eficaces para contener estos crímenes contra las mujeres de México, para hacer patente que quien atente contra una mujer, será castigado de inmediato, sin concesiones. Hace más de dos décadas hablábamos de las muertas de Juárez, hoy lo son de todo México. Y todo porque seguimos haciendo poco, casi nada.
Ayer, al dar cuenta del hallazgo del cadáver de Rodríguez Barrales, el vocero de la Fiscalía, Ulises Lara, ratificó a todos los agresores de mujeres, que quien agreda a una niña, a una adolescente, o a una mujer, será buscado, detenido, proceso y sentenciado. En la Ciudad de México no hay cabida para la impunidad, dijo. ¿Le creemos? Paren ya tanto crimen.
Roberto Cienfuegos E.
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@RoCienfuegos1