De concretarse esta misma semana en el Senado lo que los diputados de Morena y sus mancuernas, los Partidos
del Trabajo y Verde Ecologista, aprobaron la semana pasada sin máscaras ni decoro como parte del denominado Plan “B” -B de bodrio para que se entienda- en materia electoral, se habrá consumado el golpe más letal al sistema electoral mexicano, desde la constitución del Instituto Federal Electoral, hoy Instituto Nacional Electoral.
En esto, claro, mucho estará en juego para el futuro inmediato de las elecciones en el país; mucho, infinitamente mucho más, que lo que apuesta el senador cuasi rebelde, y aspirante a la presidencia, Ricardo Monreal Ávila, sin que esto signifique desdén alguno sobre las pérdidas que podría acumular en caso de poner un punto final a sus relaciones tóxicas en Morena.
Si bien Monreal Ávila ya dio un paso más hacia la ruptura definitiva con Morena -con López Obrador ya rompió en los hechos, y no por él mismo, sino porque el presidente tan humanista como se proclama no practica en los hechos el perdón y mucho menos el olvido- falta ver en los hechos si el ex gobernador zacatecano piensa más en México que en sus aspiraciones, lo que podrá verse una vez que opere la reforma electoral en el Senado. Monreal dio un paso importante, pero mínimo -insisto- al rechazar el “fast track” que abrazaron de manera vergonzante y vergonzosa los diputados de Morena y ni qué decir de sus aliados para hacer avanzar la reforma o Plan “B” en materia electoral. Las decisiones y las acciones que tome Monreal en las próximas horas dejarán ver si en verdad es un político institucional y con voz y autoridad propia, o cede a los caprichos y órdenes del fundador y titular de Morena.
En esas condiciones, la semana que inicia será crucial para saber si el denominado Plan “B” se abre paso en el terreno del “algo es algo” que plantea López Obrador para desmantelar el sistema electoral que hizo posible su ascenso al poder presidencial, a un precio tan elevado para el país -conforme el propio argumento presidencial de que el sistema es oneroso-.
Si se consuma en el Senado la embestida presidencial contra el INE y aún el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, México habrá perdido el único andamiaje capaz hasta ahora de impedir el fraude, la burla, el engaño y aún la seriedad electoral, lo que hará palidecer otras pérdidas, mermas y destrozos en los últimos años para México. Las consecuencias de esto serán vistas más temprano que tarde.
Y si por décadas muchísimos mexicanos rechazamos al PRI fraudulento, soñamos con un sistema capaz de garantizar las elecciones de manera profesional y libre de sospecha, pues estaremos retornando al pasado aquél en donde la proclama de sufragio efectivo no reelección fue letra muerta. De ese tamaño es lo que está en juego y quién sabe esta vez por cuánto tiempo.
@RoCienfuegos1