Honestos e Intocables

“¿Y qué? ¿Cuál es el problema?” “Mis hijos no son corruptos”. “Fue engañado por priistas de malas mañas, acostumbrados

a robar”. “Es bueno su trabajo en general, siempre ha tenido un buen desempeño”. Es una mujer íntegra, honesta, incapaz de robar un solo centavo”, éstas son sólo una parte de los argumentos de los que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha tenido que echar mano para defender o al menos salir a dar la cara por varios de sus colaboradores, y aún en defensa de sus propios hijos.

Esto se ha convertido en una chamba adicional del presidente de la República cada vez que han surgido versiones que manchan, o tiznan, aquella consigna presidencial sobre el fin de la corrupción y la vigencia plena del Estado de derecho en el país apenas se puso a andar la Cuarta Transformación de la vida nacional.

Demos un poco de contexto. La primera de las frases presidenciales en este texto fue a propósito de los señalamientos hechos públicos hace apenas pocas semanas sobre los llamados “viajes de terciopelo” del titular de la Defensa Nacional, el general Luis Cresencio Sandoval. López Obrador dijo entonces que él no tenía conocimiento de que el secretario-general hubiera cumplido esos viajes, por lo que se deduce claro que si el presidente no estuvo enterado de ellos, pues no existieron y punto. 

Vuelto a preguntar sobre si la familia de Sandoval se benefició con esos viajes fuera del país, respondió con una pregunta: “¿Y qué?” “¿Cuál es el problema”? Fin del asunto.

Hace sólo una semana, López Obrador calificó de rotundamente falso que sus hijos hagan negocios vinculados con el gobierno federal. Mis hijos no son corruptos, soltó en su matutina. Esto tras rechazar la versión de Latinus, según la cual varios amigos de su hijo Andrés tendrían cuatro contratos con dependencias federales para construcciones por más de 100 millones de pesos, por lo que negó un probable conflicto de intereses y pidió hacer cuentas, no es nada, remató, y punto. Se acabó. Admitió no obstante la posibilidad de que los contratos existan, pero desligó categóricamente a su hijo Andrés de estar involucrado porque “mis hijos no son corruptos”.

También condenó el “acoso” a su hijo José Ramón, luego que periodistas se presentaran en la casa que su primogénito habita en Coyoacán cuando se encuentra en México y que pertenece a una asistente de la directora de La Jornada, Carmen Lira, para hacerle unas preguntas, que López Beltrán se negó a responder antes de conminar a los reporteros a irse del lugar, o llamaría a la policía.

“Es un acoso, pero yo le digo a mis hijos 'aguanten, no caigan en ninguna provocación'”, dijo y punto.

Sobre el millonario fraude en SEGALMEX una especie de CONASUPO, que encabezaba su amigo Ignacio Ovalle Fernández, retirado de ese cargo y nombrado como coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED), el presidente dijo que Ovalle, un ex priista con una prolongada trayectoria pública en cargos federales de primer nivel, entre ellos secretario particular del finado presidente Luis Echeverría Álvarez, fue engañado en Segalmex por un grupo de priistas de malas mañas, acostumbrados a robar.

“Ovalle, una gente buena desde mi particular punto de vista, que lo engañan, pero a los que recomienda puro priista de malas mañas acostumbrados a robar y los mete y empiezan hacer negocios”, aduce el presidente para justificar la inocencia de Ovalle en cuya gestión se cometieron irregularidades por unos nueve mil 500 millones de pesos. Abruma la ingenuidad, novatez y aún candor de un funcionario con más de medio siglo de experiencia en el sector público. ¿No cree usted?

En el caso de Francisco Garduño, todavía titular del Instituto Nacional de Migración y también amigo del presidente, éste dijo que “es bueno su trabajo en general y siempre ha tenido un buen desempeño”.

Como se sabe, Garduño recién acaba de ser vinculado a proceso por la muerte en un incendio de 40 inmigrantes en la estación migratoria de Ciudad Juárez.

Pero el delito que se le imputa a Garduño es considerado “no grave”, por lo que un juez determinó que el funcionario, que conserva cargo, podrá desahogar el proceso en libertad con la salvedad de que deberá acudir a firmar. Tan tan.

A la maestra Delfina Gómez, senadora, ex titular de Educación Pública y, también ha tenido que defenderla el presidente.

“Es una mujer íntegra, honesta, incapaz de robar un solo centavo”, sostuvo López Obrador, aun cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó en enero del 2022 una multa de 4.529.000 pesos, impuesta por el Instituto Nacional Electoral a Morena por una red de financiación irregular llevada a cabo entre febrero de 2013 y julio de 2015 en Texcoco, justo cuando la hoy candidata se desempeñada como presidenta municipal en ese municipio mexiquense.

El hecho es que durante ese tiempo, se retuvo el 10% de salario de cientos de trabajadores públicos de la localidad, más de dos millones de pesos —de acuerdo con la investigación del INE— que sirvieron para costear la formación de Morena.

Hoy, Gómez es candidata por segunda vez a la gubernatura del Estado de México. Después de todo es una mujer íntegra, en la voz presidencial.

Estos son sólo algunos casos en los que el presidente ha tenido que meter baza para impedir que las malas personas toquen y/o lastimen a otras que si son honestas y resultan intocables. Se hacen frecuentes.

Roberto Cienfuegos J.

@RoCienfuegos1