Soluciones contra argumentos

¿Se debe seguir echando la culpa a los gobiernos del pasado de la violencia que estremece hoy a México, después

de la asunción al poder y la responsabilidad que esto entraña de la administración gubernamental que prometió hace cinco años serenar al país? No lo diré yo. El lector (a) tendrá una mejor respuesta.

Se entiende que el combate al crimen y la inseguridad en México y en cualquier país del mundo, no es una tarea sencilla, pero los gobernantes, éstos y los que sigan después de las elecciones del 2024, tendrán que cumplir la primera de las responsabilidades de cualquier Estado: garantizar la seguridad y el patrimonio de los gobernados. Sigue sin hacerse, lo que empeora la situación.

¿Cómo hacerlo? ¿Con la receta de los abrazos? Usted afable lector (a) tiene y tendrá la mejor respuesta. Toda la ciudadanía, chairos, fifis, conservadores, simpatizantes y disidentes de la 4T, espera, merece y exige que haya una genuina política de seguridad pública que le garantice su vida y sus bienes. No cabe en esto la división social porque el crimen, la violencia y la muerte afectan en México hoy por igual a ricos, clasemedieros, y pobres. Basta de pretextar falsas divisiones sociales, políticas e ideológicas y menos aún seguir eludiendo responsabilidades que se asumieron junto con el mando del país.

La inseguridad está golpeando a los mexicanos, es una obviedad decirlo, pero hay que decirlo para demandar que pare esta embestida criminal que obtiene pingües beneficios de los pretextos y argumentaciones, si no también de las complicidades, y los pactos no escritos, pero si evidentes, entre las partes interesadas y/o beneficiadas. 

Las cifras de hechos criminales en México, espantan, atemorizan a todo el país y peor aún, dejan una herencia de dolor y pérdida para las que no hay consuelo en lo que reste de las vidas afectadas.

Hace cuatro años fue puesta en marcha la Guardia Nacional, con miles de efectivos, y sin embargo, el crimen no ha cedido un ápice. Por el contrario, éste se encuentra en niveles de emergencia nacional. Pese a ello se insiste en eludir la responsabilidad.  Es mezquino y cobarde.

Los presuntos avances y frutos contra el crimen y la violencia sólo se nutren hasta hoy de la demagogia, la mentira y la falacia porque las cifras, los números del dolor, siguen estando allí. Basta ya. México es inviable si se mantienen la violencia, la impunidad y los pretextos, que siempre las proceden. A las personas como a los gobiernos se les paga para resolver problemas, no para urdir argumentos del por qué no pueden cumplir sus tareas y obligaciones. Urge resolver la disputa entre el cómo si, por encima del por qué no… Y, como dicen los jóvenes, paren ya los “choros mareadores”, que no resisten el menor análisis.

Roberto Cienfuegos J.

@RoCienfuegos1