A ver, déjeme contarle lo que ha ocurrido en México con la construcción de la Refinería Olmeca, Dos Bocas, en Paraíso,
Tabasco, para que usted, afable lector (a) me haga el favor de explicar los motivos, razones o argumentos que no acabo de entender para justificar un sobre costo multimillonario, al cual se suma el incumplimiento de los plazos establecidos en boca, imagine usted, del propio presidente de este país, Andrés Manuel López Obrador.
Va; En mayo del 2019, es decir, hace más de cuatro años, López Obrador declaró públicamente desierta la licitación para coordinar y administrar el proyecto de construcción de la refinería de Dos Bocas. Expuso que la medida fue tomada por su gobierno debido al incumplimiento en el plazo de tres años y el costo máximo de 8 mil millones de dólares de este proyecto.
Convencido de las bondades de su proyecto, dijo entonces que la Secretaría de Energía, nada menos que Rocío Nahle, coordinaría los trabajos, los cuales comenzarían el 2 de junio y concluirían en mayo de 2022. Anote las fechas. No las digo ni mucho menos las impuse yo. Esto salió de la mismísima voz y del pecho presidencial.
López Obrador “explicó” entonces las razones de la frustrada licitación mediante invitación restringida que lanzó el gobierno en marzo del 2019. Argumentó que había sobreprecios a partir de incrementar las utilidades de las empresas, pues las propuestas presentadas oscilaban entre 10 mil y 12 mil millones de dólares, es decir, entre 25 y 50 por ciento por arriba del tope que se estableció en la licitación.
Expuso que sólo una de las cuatro empresas asumió el compromiso de concluir la construcción de la refinería en 2023; otra, en 2025. Pero él dijo, fiel a sus promesas, que su gobierno no dejaría obras inconclusas, y claro, lanzó dardos como siempre hace contra los gobiernos anteriores al suyo. Dijo entonces que, a diferencia de los antecesores, su gobierno no incurriría en la práctica de dejar centenares de obras inconclusas, esto como consecuencia de que las iniciaron de manera irresponsable, sin planeación y sin que se garantizaran los recursos. Eso dijo en mayo de 2019. Tome nota por favor para ver si usted me ayuda a entender este asunto de la refinería, aún inconclusa, cuando ya estamos en la recta final del sexenio obradorista, al que si caso le restan once meses para terminar.
Fiel desde entonces a la construcción de escenarios para enfrentar eventuales reveses, López Obrador dijo ese mismo año que estaba listo un denominado plan “B” porque en su gobierno tienen la convicción de lograr la autosuficiencia en la producción de energéticos.
Añadió que para iniciar Dos Bocas estaban listos 50 mil millones de pesos. La obra comenzaría el dos de junio de ese año de 2019 y concluiría -también eso dijo- en mayo del 2022, insisto, mayo del 2022.
Pero Dos Bocas no ha concluido en octubre del 2023 y sus costos rebasan de manera grosera los 17 mil millones de dólares, y lo que sigue.
Esto aun cuando la señora Nahle, hasta hace unos días titular de Energía y primera responsable del proyecto Dos Bocas, explicó entonces, hace más de cuatro años, la estrategia de ejecución que se diseñó y ajustó para optimizar el plazo y cubrir la meta de tres años de construcción, así como reducir el costo del proyecto hasta 40 por ciento sobre los estimados que se presentaron.
Tampoco fue cierto. Nahle, considerada por López Obrador hace unos días como una servidora pública “extraordinaria”, incumplió las metas de Dos Bocas en tiempo y costos. Pero aún así, López Obrador, al confirmar su salida de la Secretaría de Energía para competir por la gubernatura de Veracruz, dijo que la ex funcionaria, “es una mujer con convicciones, trabajadora, se logró la hazaña de construir una refinería en menos de 5 años, que no es cualquier cosa.” ¿Está lista, concluida la refinería como prometieron, y más aún, con costos cercanos a los ocho mil millones de dólares que estimaron y presupuestaron?
A ver que alguien me explique, por favor.
En julio de este año, 2023, el gobierno de López Obrador admitió que se gastará más del doble que el monto original comprometido para la construcción de la nueva refinería Olmeca, cuya inversión final para que funcione a 90% de su capacidad en el 2024 no excederá los 20,000 millones de dólares. Eso dicen ahora. Compare ocho mil contra 20 mil millones de dólares. Se trata de cifras y diferencias astronómicas. Uno puede entender un desfase relativo entre un presupuesto original y el final. Pero no es el caso de Dos Bocas según las cifras admitidas por el propio López Obrador. ¿Qué pasó? ¿Se vale?
Frente a estos hechos, costos, evaluaciones y compromisos presidenciales, uno -yo al menos- se pregunta pues cuáles son las artes, las magias o aun los compromisos para que se sigan sosteniendo estas mentiras, sin que los mexicanos -muchos al menos- nos demos cuenta de ellas. En el mundo de a deveras, la mentira se castiga, lo mismo que el incumplimiento de compromisos o los errores de planeación. ¿Por qué? Se trata de un asunto de ética, profesionalismo y compromiso. Pero por lo visto, en el México de mentiras que estamos viviendo, ésta o éstas se premian. ¿Por qué? ¿Cuáles son los auténticos compromisos para encubrirlos con premios, reconocimientos y mentiras? ¿Alguien puede explicarme?
Roberto Cienfuegos J.
@RoCienfuegos1