¿Diálogo? ¿Para qué?

Está sobradamente claro que lo de ellos no es el diálogo. Son partidista de la imposición, total para que funcione y

no haya resquicio alguno. Una vez más, si es que hiciera falta, ratificaron la convicción de que el poder no dialoga porque se considera una merma. El poder, que aún tienen y aspiran a consolidar luego del dos de junio próximo, se ejerce, y en consecuencia, se impone. ¿Queda claro?

Los inspiran el líder absoluto, su "hueytlatoani". ¿O es que acaso olvidaron ya la orden que en abril profirió en una matutina en Veracruz? Allá en el puerto jarocho se fue con todo, como siempre hace, al revelar que ordenó en Palacio Nacional romper cualquier tipo de comunicación con la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña, y otros ministros. Y no sólo eso.

A la ministra presidenta Piña y otros ministros del supremo tribunal constitucional, algo que le disgusta desde que fracasó la “ministra” Jazmín Esquivel en hacerse de la cúpula judicial en enero de este año tras el señalamiento de plagio de su tesis de licenciatura, los acusó de haber atrevido -eso dijo sin demostración fehaciente- de pedir una negociación por el fallo sobre la Guardia Nacional y el revés de que ésta quedara bajo el mando de la Sedena.

“Ni les contesten el teléfono”, ordenó, así, tajante, categórico, absoluto. ¿O es que acaso no soy el presidente? Faltó de argumentar para que no quepa duda de ¿Quién manda aquí? Una de sus lecturas en octubre del 2018, ya entonces presidente electo del país.

¿O acaso ya se olvidaron que cada vez que envía una iniciativa al legislativo, ordena, si, ordena a este poder, que no se le moverá una sola coma? Así es él. Ejerce un poder absoluto y ay de aquel que tenga el temple y se atreva a desdecirlo, o mucho peor, a desacatarlo. Se sabe por gente cercana a su despacho que López Obrador también ejerce la política del mecate corto sobre sus “colaboradores” más cercanos. No hay espacio para ellos, salvo el que él mismo tenga a bien concederles y aun así, bajo su estricta mirada y supervisión so pena de que enfrenten la descalificación incluso públicamente. ¿No es cierto Arturo Herrera? ¿No es cierto señora magistrada y ex titular de la SEGOB Olga Sánchez? Cordero... ¿verdad?

Y una vez más, por aquello del fiel cumplimiento de la consigna de que genio y figura hasta la sepultura, se instruyó a los senadores morenistas para que dejaran esa vocación y/lo disposición al diálogo con la ministra-presidenta de la SCJN en torno a la suerte de los fideicomisos.

En una respuesta absolutamente institucional y seguramente más que meditada, la magistrada presidenta difundió un comunicado para expresar su “firme disposición” a entablar un diálogo con los senadores de las distintas bancadas representadas en la Cámara Alta. El documento para confirmar su disposición a realizar “una exposición jurídica y amplia sobre la minuta en comentario” revela en sí mismo el carácter y la calidad de la ministra-presidenta

Pero como suele decir el clásico: “pues fíjate que dijo mi papá que siempre no, que mejor no”. Y recularon o echaron para atrás.

De inmediato, de bote pronto, López Obrador consideró que sería una “falta de respeto” que la ministra presidenta, Norma Lucía Piña Hernández, dialogó con senadores de la República sobre la extinción de 13 de los 14 fideicomisos del Poder Judicial de la Federación ( PJF).

Añadió que él piensa “que no hace falta y que es más espectáculo y puede significar falta de respeto a quienes asisten”. ¿Cuándo el diálogo y la voluntad de llevar a cabo, tiene significado una falta de respeto? Pregunto.

Para minimizar la propuesta de la ministra presidenta Piña, López Obrador sugirió una conferencia de prensa. ¡Por favor!

Lo peor es que según él, es un hombre protagonista del diálogo circular. ¿Pues por dónde? Vaya cosa. Y vaya usted a ver lo que falta. 

Roberto Cienfuegos J.

@RoCienfuegos1