Lo ocurrido con el policía que presuntamente asesinó a balazos al estudiante de Ayotzinapa, Yanqui Khotan Gómez,
acentúa el drama de la Normal Isidro Burgos en un estado como Guerrero siempre aguerrido, siempre violento.
Ya lo confirmó el presidente López Obrador, el presunto agresor del estudiante Gómez, huyó. Dijo más, la fuga contó “sin duda” con la complicidad de autoridades del Estado de Guerrero. Esto cuando se aguardaba la entrega del sospechoso a la Fiscalía General de la República.
Pero alguien avisó al agente involucrado en el asesinato de Gómez, quien estaba bajo arresto administrativo. De nueva cuenta, como tantas otras veces, el presidente ha comprometido que no habrá impunidad. Sostuvo eso sí, que hay demasiados intereses en juego, que lo único que buscan es afectar a su gobierno, entrampado en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, pronto a cumplir diez años, y que apenas hace una semana tumbaron sin mayor resistencia una puerta de Palacio Nacional.
López Obrador añadió que se necesita detener al sospechoso del asesinato de Gómez e hizo un llamado a la ciudadanía de Ayotzinapa y de Guerrero para este fin.
La versión presidencial echó por tierra una inicial de la policía, según la cual, Gómez y otra persona, herida en el incidente, robaron un auto y abrieron fuego, antes de la reacción policial.
La madre de Gómez, Lilian Vianey Gómez, había dicho con base en estudios periciales, que el joven estudiante no estaba ni drogado ni alcoholizado, como sostuvo inicialmente el gobierno de Guerrero. Lilian Vianey dijo además que la gobernadora Salgado tampoco la llamó.
Dijo además que confía en que la muerte de su hijo no quede impune, y llamó a los mexicanos a comprender la lucha de los estudiantes de Ayotzinapa, cuyas familias son de bajos recursos.
Entre las consecuencias inmediatas de este hecho, destacó el enfrentamiento entre estudiantes de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa con agentes policiales de Guerrero y de la Guardia Nacional frente a la Fiscalía General de ese estado, siempre aguerrido, siempre violento, y gobernado por Evelyn Salgado, hija del ex presidente municipal de Acapulco, Félix Salgado Macedonio, cercanísimo a López Obrador.
¿Qué harán esta vez para impedir un nuevo episodio de impunidad con los estudiantes de Ayotzinapa? El tiempo está en contra y los riesgos son cada vez más altos. Es difícil jugar con fuego y no quemarse en el intento.
Roberto Cienfuegos
@RoCienfuegos1