En medio de la más severa crisis política sufrida por el país al menos en los últimos 20 años la economía nacional se mantiene en el marasmo, sin crecimiento suficiente para enfrentar el rezago social ni la generación de empleo y con una creciente deuda pública.
La secretaría de Hacienda, a cargo de Luis Videgaray, no ha podido dar los resultados ofrecidos por el presidente Enrique Peña Nieto, durante su campaña primero y luego al inicio de cada uno de los dos años que lleva su gobierno.
Por lo que se ve tampoco se podrá alcanzar el 3.7 por ciento de crecimiento estimado para 2015 en el paquete económico presentado por Videgaray al Congreso y sobre el que se hicieron la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos para el próximo año.
Desgraciadamente la secretaría de Hacienda ha seguido una política de engaño a la ciudadanía y ha pretendido burlar a los factores de la producción con estimaciones al alza que no se cumplen pero sí generan un nivel de gasto y deuda que, de acuerdo a los analistas no es posible sostener y ofrece peligros para la estabilidad macroeconómica.
Debemos recordar que en los últimos tres años se ha crecido por abajo del incremento poblacional lo que significa mayores márgenes de pobreza en una economía marcada por la extrema concentración de la riqueza en unas cuantas manos y la pauperización de los salarios de las grandes mayorías.
El crecimiento esperado del 2013 quedó en un miserable 1.1 por ciento, mientras que el de esta año ofrecido a tasa de 3.9 por ciento, apenas llegará a 2.3 por ciento o quizá menos.
A esto habrá que agregar tres riesgos más: un tipo de cambio peso dólar por encima de lo pronosticado, sobre los 14 pesos; un precio del petróleo de alrededor de 70 dólares por barril, por debajo de los 78 dólares estimados en la Ley de Ingresos y una fragilidad en la tenencia de los bonos mexicanos con alto porcentaje a plazos muy cortos y con 50 por ciento en manos de extranjeros, lo que abre de la posibilidad de una salida masiva y la debacle económica.
En este año se alcanzaron las reformas llamadas estructurales que, de acuerdo al discurso oficial, darían a México un crecimiento espectacular a la economía y atraerían inmensas inversiones que generarían los empleos que el país requiere, pero nada de ello ha ocurrido n i se prevé ocurra en el 2015.
¿Acaso estamos ante el fracaso de política económica de la administración del presidente Peña Nieto?
¿O qué diría, Señor Videgaray?