Por lo que se ve el PRD, el PRI y el PAN en el Distrito Federal no tienen vergüenza alguna.
En los tres casos sus dirigentes locales afirman que luchan contra la corrupción, que están a favor de la transparencia y que impulsarán la democracia tanto interna como externa.
Sin embargo en la práctica hacen todo lo contrario. Ni siquiera los grandes escándalos públicos de corrupción o presuntas y muy graves corruptelas en los que militantes de los tres partidos se han visto envuelto han impedido que sean los mismos señalados o sus muy allegados los precandidatos a delegados o diputados locales.
Con ello se prueba que los partidos políticos no tienen remedio, nada les importa sus supuestas ideologías, la ciudadanía o la democracia, solo defienden a sus posiciones, sus presupuestas y su prebendas. En ello son lo mismo PRD, PAN o PRI.
El desencanto de la ciudadanía puede provocar un elevado abstencionismo, lo cual desgraciadamente favorecería aún más la acciones de las llamadas estructuras, que no son otra cosa que la movilización de promotores del voto pagados que invitan a otras ciudadanos a sufragar en favor de uno u otra candidato, la mayor parte de las veces gratifican materialmente a quienes acceden. Todo ilegal, claro.
Sin embargo, tanta irregularidad electoral tampoco es detectada y mucho menos sancionada por el IEDF, presidido por Mario Velázquez; ni por el Tribunal Electoral del Distrito Federal, presidido por Armando Ramírez; ni mucho menos por el Tribunal Electoral Federal, encabezado por Alejandro Luna Ramos, a pesar de las innumerables denuncias presentadas.
Al hartazgo ciudadano se presentó como opción, al menos eso se dijo, la posibilidad de candidatos independientes, 145 se inscribieron en el DF para algún puesto de elección federal pero los nombres son los mismos, los que antes ya han militado en partidos, además la dificultad de conseguir el número de firmas requeridas hace inviable la opción a ciudadanos sin “estructura”.
Los nuevos partidos tampoco entusiasman, salvo Morena, que con los mismos viejos vicios busca presentarse como oportunidad de cambio. Seguro alcanza un buen número de votos y algunos triunfos pero nada más allá cambiará. Triste panorama.
Ambientes y Barrios
Por fin se separó de la fracción blanquiazul el diputado Edgar Borja Rangel, luego de la grabación en la que insulta a su esposa y le reclama ausencias en un proceso de licitación a modo que le iba a dejar 700 mil pesos. Pero no vayan a creer que su separación de la fracción y su expulsión del PAN fue una medida disciplinaria ejemplar por sus corruptelas, no. Lo que se hizo fue evitar una investigación profunda de los hechos que involucrara a otros panistas, incluido el propio Federico Doring, quien lo trato de defender.
En el Distrito Federal no solo se dará la guerra de las bardas o la lucha por la cooptación de los diferentes grupos organizados para llevarlos a las urnas sino actualmente se registra un enconado enfrentamiento entre las huestes de María Rosete del Frente Metropolitano de Organizaciones Populares y Alejandra Barrios, la mayor dirigente de ambulantes en la capital, todo por el control de las calles del Primer Cuadro. El asunto podría estallarle al delegado en la Cuauhtémoc, Alejandro Fernández. ¡Cuidado!
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