En los últimos días me sobrevino una reflexión que les comparto en torno al periodismo de nuestros días, la cual nos conduce necesariamente al registro del vuelco tecnológico en los medios masivos de comunicación y aún el mundo imperante.
De las viejas remington de vapor, los tipómetros, cuartillas y la tipografía en plomo, indispensables hace unas tres décadas para generar el milagro de la letra impresa pasamos hacia finales de la década de los 80´s a las nuevas herramientas tecnológicas, entre ellas el teléfono celular, el ipod, el internet, la usb, el computador, las capacidades inalámbricas, el grabador y las cámaras fotográficas de naturaleza digital, entre otros desarrollos tecnológicos que lucen asombrosos.
Sería casi imposible para los jóvenes de hoy imaginar el trabajo reporteril sin al menos una parte del arsenal tecnológico arriba mencionado. Fue el magnate Rupert Murdoch, quien de hecho definió a los jóvenes hoy como los nativos digitales en un mundo que en las tres últimas décadas registró un cambio radical y casi impensable.
Parte de ese nuevo mundo incluyó fenómenos como el alunizaje humano, el fin de la guerra fría, la extinción de la Unión Soviética, la desaparición del Muro de Berlín, la elección de un Papa no europeo y/o la unificación alemana.
En síntesis, el mapa de la Europa de la postguerra cambió, el PRI perdió y recuperó la presidencia de México, la clonación es una realidad y el genoma humano está disponible.
A esto se añade la inspección humana de la superficie marciana, mientras que la integridad territorial y aún espiritual de Estados Unidos fue vulnerada en 2001, un político negro ascendió al poder presidencial estadunidense y el mundo enfrenta una crisis financiera que explica la ausencia de un paradigma económico.
En este mundo inédito también se percibe la decadencia y tendencia minoritaria de las llamadas familias nucleares.
En resumen, el mundo de nuestros días enfrenta un trastocamiento profundo y de consecuencias aún pendientes de conocer y aún más de ponderar.
En este contexto observamos la transformación de la producción de noticias y su consumo, asociado casi predominantemente a las nuevas plataformas de la Internet, que alientan el intercambio de noticias y contenidos en un flujo incesante y prácticamente ilimitado.
El vetusto esquema de emisor- mensaje-receptor registró alteraciones dramáticas de cara a las nuevas formas de recolección, producción, análisis y distribución de noticias e información.
En consecuencia, es útil ratificar que la profesión periodísticas deberá amoldarse –de hecho ya lo hace- y readecuarse a las nuevas realidades de las tecnologías y los nuevos entornos de la denominada sociedad de la información y el conocimiento. ¡Enhorabuena! (fin)
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