El pan nuestro de cada día

SINGLADURA

Hace días me pregunto cómo es que México sigue latiendo bajo el asedio del crimen y la violencia de todos contra todos. La interrogante puedo asegurarles no es un efecto del ocio ni de las ganas de insistir en un tema que poco a poco y casi sin darnos cuenta se

ha hecho una realidad que no por grave y tormentosa en el país haya resultado útil hasta ahora para que gobierno y ciudadanos busquemos la manera de ponerle un alto definitivo.

Vea si no. Datos de la denominada Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE)  2014, la última disponible, indican  que en México de cada 10 delitos, nueve no se denuncian y mucho menos generan una averiguación previa.

La mayoría de los ciudadanos, si sufre algún incidente delictivo, prefiere omitirlo como consecuencia predominantemente de una percepción generalizada de que la gestión sólo será una pérdida de tiempo. Si añadimos que la mayoría desconfía de las autoridades, tenemos el  crimen perfecto.

Es el caso por ejemplo según estos datos del secuestro, un delito que en el 99,9 por ciento de los casos no se denuncia por quienes lo sufren de manera directa o indirecta. Imagine lo que significa para esta industria el disfrute prácticamente total de la impunidad.

A estas cifras añado hechos cotidianos que nos impactan y vulneran de manera grave y escalofriante. 

Aludo casos de personas cercanas a quien esto escribe. El asalto a una casa, por ejemplo, en la presuntamente segura ciudad de Pachuca, ocurrido en febrero de 2015. Tengo el caso documentado. En este episodio violento se hizo la denuncia, acudieron los agentes ministeriales al domicilio afectado y de allí sólo se avanzó con un intento de extorsión a las víctimas, al parecer surgido de las propias filas policiales de esa entidad del centro del país.

Como lo lee. La denuncia originó un intento de extorsión, afortunadamente detenido, en contra de la familia afectada. Hasta allí quedó el asunto. 

No fue todo. Recién me entero de dos casos, tan grave uno como el otro. Asaltaron un consultorio médico  también en la ciudad de Pachuca. No hubo detenidos, pero si un saqueo de equipos e instrumental, que por su naturaleza son altamente costosos.  El afectado prefirió omitir la denuncia, convencido de que sería una pérdida de tiempo y el caso podría incluso agravarse como consecuencia del trato con agentes ministeriales y policiales, juzgados y otras instancias judiciales. El afectado decidió tomar sus propias medidas de seguridad.  Omito referir el costo económico de éstas. Es otro atraco.

Un caso más también en la denominada Bella Airosa. Pequeños empresarios del Estado prefieren pagar protección a cambio de que los dejen trabajar y generar empleo.  Así.

Proliferan además capítulos de violencia cotidiana que vivimos entre ciudadanos. Usted los sabe. ¿O no? (fin)

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