LIC. RUTILIO ESCANDÓN,
GOBERNADOR DE CHIAPAS:
Abrazos, no balazos
AMLO
Cuando pienso en Chiapas, me vienen imágenes de una rica biodiversidad, ruinas prehispánicas y huipiles bordados. Todo eso hay en Chiapas, pero ahora también hay crimen organizado, corrupción y pobreza extrema.
Para muestra están los días 7 y 8 pasados, cuando se recrudeció la violencia en Pantelhó y Chenalhó, municipios cercanos entre sí, ubicados en los Altos de Chiapas.
En el primero, “Los Ciriles” bloquearon los caminos, catearon casas y amenazaron a los lugareñosa para reforzar su control sobre la zona. Dos días antes, se dice, asesinaron al defensor de derechos humanos, Simón Pedro.
Elementos de la Guardia Nacional (GN) se dirigieron a Pantelhó como refuerzos, pero fueron retenidos por 300 habitantes de Chenalhó, ante la posibilidad de que fueran narcos disfrazados.
Después de discutir durante horas el asunto en asamblea, los pobladores acordaron liberar a los de la GN. En eso estaban, cuando las Autodefensas de Chenalhó se presentaron al lugar, vestidos de camuflaje y bien armados. En un, dos por tres, recogieron el armamento de los guardias y los despacharon con cajas más que destempladas.
Al día siguiente, don Rutilio, un nuevo grupo entró en escena. Supongo que vio el video en el que los Autodefensas del Pueblo Machetes informaron haber entrado a Pantelhó “para expulsar (…) al crimen organizado. Entramos porque no queremos más muertes (de) tzeltales y tzotziles. Nuestras paciencias se acabó (sic), porque en el gobierno federal y estatal no vemos ninguna esperanza”.
Ante las circunstancias, alrededor de mil habitantes se fueron a San Cristóbal de las Casas en busca de refugio. Hubieron de recorrer 36 kilómetros, la mayor parte a pie y de noche. No son los primeros desplazados y tampoco serán los últimos.
Desde hace unos ocho años, el crimen organizado ha sentado sus reales en Chiapas, particularmente en las zonas que permiten rutas menos riesgosas para el trasiego de armas, droga, migrantes y personas con fines de trata. Como negocios colaterales, el CO tiene el secuestro y la extorsión.
Se dice que el cártel de Sinaloa controla la frontera con Guatemala; el Jalisco Nueva Generación se desplaza por la costa occidental y el del Golfo se extiende hacia Oaxaca y Veracruz. A estas organizaciones agregue usted grupos menores como el del Señor de la Frontera Sur, cuyo hijo fue asesinado también por esos días. Pesado que se llevan estos grupos, don Rutilio…
Un día antes de las elecciones, los tres obispos de Chiapas alertaron públicamente que el CO había impuesto y/o impulsado candidatos, además de pretender forzar el voto. No es de extrañar que el 11 de julio, representantes de 69 comunidades de Pantelhó pidieran la destitución de la alcaldesa Delia Yaneth Flores y el desconocimiento del próxima munícipe, Raquel Trujillo, ambos por sus vínculos con el CO.
Los obispos afirman que la gente no levanta denuncias por temor a las represalias, pues en Chiapas a diario hay ejecutados y secuestrados que no aparecen en los registros oficiales. Tal vez por eso las estadísticas indiquen que Chiapas es una entidad pacífica y la Estrategia de Seguridad federal la clasifique en el “nivel bajo” dentro del mapa delictivo del país.
Veo que desde por lo menos diciembre pasado, los tres órdenes de gobierno se reúnen en las Mesas de Seguridad, para -como dice su cuenta de Twitter, don Rutilio- “planear y revisar las estrategias para evitar y combatir actos delictivos”.
¿Cómo para cuándo terminarán? Si van a tardar, nada más avísele a los pobladores para que de una vez se desplacen.
Investigación: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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