Democracia vs Populismo

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El pasado sábado, Enrique Peña Nieto, Presidente de la República se reunió con el Consejo Político Nacional de su partido, el Revolucionario Institucional, en un acto que sirvió para refrendar unidad de la militancia en torno a la

figura presidencial. En dicho acto, durante su discurso oficial, el Presidente Peña refirió que “Hoy la sombra del populismo y la demagogia amenaza a las sociedades democráticas del mundo. En varias naciones, están surgiendo opciones políticas que, en su ambición de poder, prometen soluciones mágicas que en realidad terminan por empobrecer a las familias y restringir las libertades ciudadanas (...) México tiene que estar consciente de estos riesgos”.
El populismo es ese gobierno irresponsable que utiliza las legítimas exigencias de justicia de la población, como mecanismo –cínico y perverso– para permitirle a una persona o grupo hacerse del poder político de las instituciones públicas.
Indudablemente, como lo mencionó el Presidente Peña, el populismo se ha vuelto una gran amenaza para quienes vemos en la República el sinónimo de libertad e igualdad de oportunidades. Pero no sólo aquel que se esconde detrás del pueblo “inmaculado y perfecto”, que tiene discurso de desarrollo social y la división entre “pobres y ricos”, gobernantes “malos y enemigos del pueblo”; sino aquel que se presenta ante la sociedad como sus antagónicos y que –al igual que a quienes critican– promueven la división social, la intolerancia y el desprecio para con quienes pretenden combatir, bajo un halo hipócrita que se da golpes de pecho y que pretenden un control férreo para mantener el status quo, sometiendo derechos, libertades y oportunidades.
Hoy México –efectivamente– se encuentra en riesgo de asumir un régimen populista derivado del descontento generalizado hacia todo lo gubernamental, pero no sólo de aquel que se identifica con la extrema izquierda, sino aquella que es afín a la reacción y a la extrema derecha.
Ante este escenario la única forma de mantenerlo a raya es la institucionalización y democratización del poder, para así evitar el nocivo caudillismo que mucho daño le hizo al país y que detuvo nuestro desarrollo, al tiempo que asimilamos que la democracia es diálogo y encuentro que, al final del día, es lo único que combate al populismo y permite arribar al bienestar general y a generar verdaderamente un Estado Republicano, al tiempo que asimilamos que lo que nutre a la democracia es el y el deseo de alcanzar los fines y no las divisiones en los medios para conseguirlos.
@AndresAguileraM