Equilibrio y estabilidad

La imagen universal de la justicia se materializa con la diosa romana Iustitia, porta en la mano izquierda una balanza, símbolo del equilibrio y en la derecha una espada, que implica la fuerza para hacerla prevalecer. 

 Vendada de los ojos, para ser aplicada sin distingos y por igual, con el porte suficiente para hacerse prevalecer. Si se observa con detenimiento, es imponente el mensaje que emite: fuerza, firmeza, entereza y, sobre todo, imparcialidad.

No podría ser de otra forma, la justicia es la aspiración máxima de la humanidad. Es ese anhelo en el que todos, sin distinción, podamos vivir en libertad, sin dañar a otros lograr hacer todo aquello que deseemos en nuestra vida, sin mayor obstáculo que el derecho de los demás, que no es otra cosa que un equilibrio simbiótico, en el que, complementándonos, podamos alcanzar ese bienestar general.

Este es el fin primordial del Estado, es para lo que fue creado y concebido. Para ello es indispensable brindar las condiciones de seguridad necesarias para ello. Por eso se establecieron instituciones encargadas de velar porque las condiciones sociales sean las adecuadas; se instituyen leyes para regular el actuar de las personas y disponen del poder para hacerlas cumplir por encima de la voluntad individual o colectiva. El poder del gobierno es, en consecuencia, una herramienta para alcanzar los fines del Estado.

En este orden de ideas, el gobierno dispone de todas las herramientas necesarias para hacer prevalecer las condiciones de seguridad de la sociedad. Ciertamente, las complejidades de cada latitud, por las diversas condiciones prevalecientes tanto en su devenir histórico como en el desarrollo cultural; sin embargo, es por eso que cada Estado debe organizarse en atención a sus propias condiciones y circunstancias, para lo que crea instituciones con objetivos y fines específicos que deben atender a problemáticas diversas y, sobre todo, brindar soluciones concretas que permitan avanzar y destinar el erario para atender otras problemáticas.

De este modo es como el gobierno debe actuar para brindar seguridad. No es sólo el tema de evitar y sancionar la comisión de delitos, además, crear condiciones óptimas de desarrollo, sin que por ello se coarte la libertad o se incida invasivamente en las relaciones sociales. Es decir, y en concreto: tiene que hacer prevalecer los equilibrios necesarios para un desarrollo social óptimo, en el que la vida, la libertad y el respeto a los demás sean los ejes que rijan la convivencia.

Muchas han sido las teorías político-filosóficas que buscan definir qué es la justicia y, en consecuencia, la forma de lograrlo. Empero, su puesta en práctica ha quedado muy lejos de lograr los fines que se propusieron. La concepción de la naturaleza humana, inevitablemente, algo que les ha resultado imprevisible y es lo que hace que constantemente se den virajes abruptos en la ideología de los gobiernos, ya que, el estilo personal, las ideologías, los prejuicios y hasta la historia de vida, hacen que las decisiones gubernamentales se adopten más por la subjetividad que por el razonamiento objetivo.

El mundo vive esta realidad desde siempre. En algunos momentos de la historia estas condiciones han marcado el destino de las naciones. El reto está en que la objetividad permita lograr el equilibrio necesario para generar la estabilidad que permita el bienestar individual y general.

@AndresAguileraM