A 104 años de la Revolución Mexicana

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Hace 104 años se inició una gesta armada con motivo de una arenga política. “Sufragio efectivo, No reelección” se leía en las páginas del Plan de San Luis, escrito por Francisco I. Madero, hoy reconocido mártir de la democracia e ícono de la Revolución Mexicana. Lo que inició como una promulgación política con la que se daba inicio a una guerra para destituir a un régimen oligárquico, se transformó –tras los trágicos sucesos de la Decena Trágica– en una de las primeras revueltas de reivindicación social que surgió durante el iniciante siglo XX.

Los saldos de esta gesta revolucionaria fueron altos. Murieron más de un millón de mexicanos. La economía se vio notablemente deteriorada, el Producto Interno Bruto se vio profundamente disminuido, al tiempo que la deuda externa crecía conjuntamente con la amenaza internacional de invasiones para saldar los pagos insolutos. La inestabilidad política se hizo presente, conservadores y reaccionarios se enfrentaron de forma permanente en contra de las acciones y políticas de los gobiernos revolucionarios. A la par, las facciones que resultaron triunfantes de la guerra revolucionaria se disputaban el poder político del país. Los caudillos se confrontaban de forma recurrente, mientras que la amenaza de levantamientos e insatisfacción política se mantenían latentes. En tanto, en los sindicatos y organizaciones gremiales –con la influencia de los hermanos Flores Magón– tomaban auge las ideas anarquistas y algunos –quizá los menos– iniciaban acciones a modo de “guerrilla urbana” en la Ciudad de México.

Mientras todo esto ocurría, las promesas de reivindicación y justicia social quedaron sólo en banderas, frases huecas que servían muy bien para la arenga y los interminables discursos promulgados por caciques y funcionarios, que tuvieron una materialización aletargada y muy limitada durante los gobiernos posteriores. Así, mientras la política y la economía generaban inestabilidad, el pueblo se quedó inerte apabullado por una violencia reiterada y desgastante.

Hoy, a 104 años de distancia, el recuento de los pendientes en materia de reivindicación social siguen siendo altos. La pobreza extrema aqueja a poco más del 50% de la población; la economía nacional no crece de forma deseable y no existen incentivos reales para el desarrollo en el país; la situación de inseguridad se encuentra cada día más grave, sobre todo por la injerencia del crimen organizado en las instancias de gobierno, todo ello sumado a la creciente insatisfacción y desconfianza de la sociedad, que se vuelve un estupendo caldo de cultivo para abrir las puertas de la desesperación y los deseos de levantamiento armado.

@AndresAguileraM