Mientras miles de ciudadanos estamos ocupados en la difusión y organización para concentrarnos el próximo
26 de febrero, en el Zócalo de la Ciudad de México o en diversas plazas públicas de las entidades federativas, y alzar nuestra voz en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), en la Cámara de Diputados se toman decisiones fundamentales que inciden en nuestra vida democrática, con el acostumbrado sello guinda que aplasta una y otra vez.
Hace unas horas, la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) de dicha Cámara nombró a los integrantes del Comité Técnico de Evaluación que seleccionará a los consejeros electorales que entrarán en funciones en abril de este año y tendrán bajo su responsabilidad los procesos electorales del 2024.
Bajo la lógica morenista de no alterar el guion presidencial para "purificar la vida pública", se propusieron y aprobaron los nombramientos de "personajes" que han destacado más por su defensa cuatroteísta que por ser críticos objetivos al sistema: Enrique Galván Ochoa, Andrés Norberto García Repper Favela y Evangelina Hernández Duarte, resultaron ser los que cumplieron con los requisitos mínimos para interpretar las leyes a favor de la supuesta transformación democrática.
También integrarán dicho Comité, Ernesto Isunza Vera y Araceli Mondragón González, por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), y del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), estarán María Esther Azuela Gómez y Sergio López Ayllón.
Como era de suponerse, Morena, PV y PT votaron a favor; en contra, MC. Y mientras otros piensan cómo acabar con la democracia mexicana, los partidos de oposición, PAN, PRI y PRD, hicieron gala de su tibieza y decidieron abstenerse, porque ellos "no iban a dinamitar uno de los procesos más importantes del país". ¿Es de esta forma ilusa en que quieren apostar al "mayor diálogo posible"? ¿Qué parte de la frecuente negación presidencial a dialogar no les ha quedado clara?
Los legisladores aliancistas, a pesar de las evidencias y del reclamo de millones de ciudadanas y ciudadanos que exigen defender a la institución electoral para garantizar el voto, optaron por dejar la vía libre y no alzar la voz. Injustificable acción que ya no sorprende, pues cada vez hay más desilusionados de sus representantes populares. ¿Es con sus silencios como responderán a todos los que se preguntan en dónde está la oposición? Me parece que no. Lo grave es que un voto en abstención es un respaldo silencioso que favorece al oficialismo autoritario.
Lo cierto es que este "selecto" grupo no da certeza de que se valoren adecuadamente los perfiles para encontrar a personas independientes, sin filias ni fobias, respetuosas de la Constitución, conocedoras de las leyes electorales, que sean garantes de que quienes lleguen a la institución electoral cumplan con los principios rectores de certeza, legalidad, imparcialidad, independencia, objetividad y máxima publicidad.
El futuro democrático de México está en ellos, pues propondrán a los diputados, las quintetas de candidatos para integrar el Consejo General del INE. Preocupa que, en la mayoría de los casos, derivado de sus historias de vida y afinidades políticas, los recién nombrados traen el ánimo de jugar a favor de los de la camiseta guinda y seguramente seguirán línea para definir a los próximos árbitros electorales, la misma que en este foro dejaron algunos representantes parlamentarios en su mensaje político.
El diputado morenista Leonel Godoy agradeció la actuación "sensata" de los partidos integrantes de Va Por México que votaron en abstención y reconoció el ánimo general para que este proceso concluya exitosamente. ¿Fue sensato recordar -por alguna razón- las elecciones de 1988 y lo que a su parecer han sido los avances democráticos? "Saludamos muy satisfechos porque está integrado por mexicanas y mexicanos que van a poner en alto el nombre de nuestro país y van a seguir luchando desde sus trincheras... para que tengamos mejor calidad democrática y tengamos una integración que le devuelva la imparcialidad al Instituto Nacional Electoral...". Lamentable es reconocer su objetivo de apropiarse de la institución electoral, con el respaldo silencioso de los abstencionistas, que serán testigos complacientes y cómplices de la mayoría de las manos que mecerán la cuna electoral y que pretenden mandar al diablo a la institución.
No es tiempo de ser tibios ni de tener dudas. Somos más quienes estamos decididos a defender nuestros derechos y libertades. Por ello, hay que sumarnos a la marea rosa el próximo 26 de febrero. Es por ti, por mí, por tus familiares, por tus amistades, conocidos y desconocidos, por los adversarios; por las generaciones del pasado que tanto lucharon y por las que vienen. Vamos juntos a dejar claro: mi voto es libre, el INE no se toca.
Adriana Dávila Fernández
Política y Activista