La pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 no sólo significo un grave problema de salud mundial, sino también, una gran crisis a económica con repercusiones delicadas en el tema laboral, que de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, representó una pérdida del 8.8% de las horas
laborales, traduciéndose en una merma de aproximadamente de 225 millones de empleos de tiempo completo para el 2020.
En México, para el tercer semestre del año 2020 fueron registrados 53.8 millones de personas del sector de la población económicamente activa, de las cuales el 5% manifestó encontrarse sin empleo y para el primer trimestre de este año el sector se sitúa en casi 55.4 millones, con una tasa de desocupación a marzo del 3.89%, representando su nivel más bajo.
A pesar de que la tasa de desocupación ha presentado variaciones negativas y positivas, y la salida de la contracción económica se plantea hasta dentro de 10 años; para este 2021 el panorama ha ido mejorando con la generación de empleos, pues según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), la tasa de desempleo para enero se mantenía en 4.73%, para febrero en 4.37%, representando una disminución de 0.48 puntos porcentuales.
El panorama parece alentador, pues de los 12.5 millones de personas que perdieron su empleo desde abril del año pasado al mes de marzo se reintegraron el 87.8 % es decir 10.5 millones, no obstante, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) plantea un indicador distinto para medir los ingresos obtenidos por un trabajo, y es la POBREZA LABORAL, que es el porcentaje de población con un ingreso menor al costo general de la canasta alimentaria. La cual se encuentra actualmente al alza que obedece a tres factores primordiales ligados a la pandemia del COVID-19, el ingreso laboral real anual que tuvo una disminución del 4.8%, al aumento del Índice Nacional de Precios al Consumidor y la inflación promedio anual que se acrecentó en 0.6% situándose en 4.0%.
En ese sentido 26 entidades federativas, reflejan un incremento de este indicador, sorprendiendo la Ciudad de México con 28.3%, Quintana Roo con 10.1% y Baja California Sur con 8.3, resultado de la pérdida de empleos formales; en contraste sólo seis entidades disminuyeron su pobreza laboral, destacando Zacatecas con -3.8 puntos porcentuales situándose en 42.7%, Nayarit con -3.6% presentando un 27.1%, Chiapas -1.6% actualmente 65.1%, Oaxaca -1.4% presentando 55.8%, Tamaulipas -0.5% actualmente 31.9% y Campeche -0.1% mostrando 40.7%.
Sin duda una situación preocupante, pues el estado de necesidad ha generado un acrecentamiento de empleos informales con ingresos bajos e insuficientes, con un sobrado capital humano capaz y suficiente, necesitado de empleos formales con salarios competitivos, que se reflejen no sólo en un mayor índice de ocupación de la población económicamente activa, sino, en la erradicación de la pobreza laboral. Llamado de auxilio al Gobierno y la iniciativa privada, con miras a superar la crisis económica actual.