Opinión

No es fácil intentar retroceder en el tiempo, pero tampoco imposible. Si de lo que se trata es de mostrar y demostrar que se tienen ideas arcaicas, procedimientos que hace muchos años se ensayaron y no dieron resultados, pensar como lo hacían los gobernantes en los tiempos del partido

Son las diez de la mañana. Juan ha terminado su encomienda en el crucero complejo de la Ciudad de México. Durante ese tiempo sus oídos quedaron atrofiados por el ruido de motores y bocinas ensordecedoras que hacían sonar automovilistas desesperados por avanzar hacia sus destinos; al tiempo que —en el mejor de los casos— ignoraban sus indicaciones, le insultaban y aventaban los carros poniendo en riesgo su integridad, como si su condición de persona no importara por el hecho de portar el uniforme.

En estos tiempos en los que la presencia del crimen organizado como poder fáctico en importantes regiones del país no asombra pero genera zozobra social y pauta alejar de las urnas al elector, es vigente la pregunta: ¿quién mató a Luis Donaldo Colosio Murrieta y quien armó a la mano asesina?

La fanatizada le compró eso de que sería el mejor encuentro de la historia, que esta selección y su encendido director técnico no eran como los anteriores equipos, que ahora si pasaríamos del quinto partido. Que se agarren las demás escuadras porque estás nuevas piernas anotarían tantos goles que harían gritar al público bueno en las gradas, se acabó la corrupción y compra amañada de jugadores, ningún favor entre amigos ni entre familiares solo los mejores, los más honestos.