Descrédito
El efímero episodio con final feliz sobre el “secuestro” del futbolista mexicano Alan Pulido Izaguirre deja ver una vez más el profundo descrédito ciudadano en sus gobernantes, un fenómeno que aunque grave tampoco parece importar a éstos últimos. Los políticos de medio pelo pá arriba de este país ratifican que “no hay más ciego que el que no quiere ver”. Allá ellos. Ya lo pagarán como dice la canción.