LA VIDA PUEDE SER MEJOR...
En ocasiones, recuerdo cuando el hambre calaba y los zapatos rotos eran rehabilitados por el “maestro remendón” o cuando veíamos cambiar los tiliches viejos por alguna olla de peltre o cuando llegaba el soldador a tapar las ollas o sartenes que se deterioraban, puedo recordar en ocasiones, con llanto, cómo podía ver con delicia un buen pan en la panadería o una buena torta y recuerdo también los sacrificios que hacían mis padres para darnos lo