Opinión

El pasado 31 de agosto se hizo público un suceso verdaderamente lastimoso para todos. En Naucalpan, Estado de México, dos sujetos, escoltados por otros dos en motocicleta, subieron a una unidad de transporte público para asaltar a los usuarios. Ahí, uno de los asaltantes, disparó en contra de uno de ellos, sólo para demostrarles que “era en serio”. El joven herido fue trasladado al hospital donde, horas después, perdiera la vida a consecuencia de las heridas.

La toma de la CNDH es significativa, pero no es la gran montaña, el mayor dique que se presenta es que el gobierno actual decidió despreciar el grito de las mujeres, cierto, la violencia en contra de ellas no nace con esta administración, pero es en esta ventanilla en donde se decide cerrarles los oídos a uno de los filos más sangrantes de la sociedad entera, la de los feminicidios, las violaciones, las desapariciones.

Las cosas no marchan como debieran, y el problema es que al parecer el populista que todo lo pretendía resolver porque tenía las soluciones adecuadas esta resultado uno de los mayores estafadores de la historia de este alicaído país. Pero su propósito sigue avanzando, y no es otra cosa que convertir a México en otro de los paises del eje populista que se ha asentado en diversos lugares del Continente empobreciendo a todos para que dependan de las dádivas gubernamentales. Hasta ahora Andrés Manuel López Obrador lleva un trecho recorrido en ese propósito, y la única oportunidad que tenemos los mexicanos para detener esa barbarie es la elección intermedia.