Realidad y fe
Los asuntos gubernamentales estuvieron durante muchos años entremezclados con los asuntos de Dios. Uno de los discursos más brillantes en el Congreso Mexicano fue aquel de “"La Negación de Dios” que hiciera en la tribuna más alta del país Don Ignacio Ramírez, a quien apodaron “"El Nigromante”, para que se quitara el nombre Dios de la Constitución de 1857, que comenzaba señalando: “En el Nombre de Dios, la Nación Mexicana…” fue el colofón de la lucha entre liberales y conservadores, y los inicios de la intentona de traer a un Monarca Europeo para que nos gobernara. De ahí la separación de la Iglesia y el Estado.