La mentira en ningún ámbito debe ser aceptada y mucho menos para lastimar a una persona o a una sociedad. Lo hecho por las cadenas de televisión estadounidenses, de cortar el mensaje del presidente Donald Trump, dejar de transmitirlo, al considerar que sus palabras no correspondían a la realidad, marca precedente, para los medios en general.
Se ha visto en muchas partes del mundo que en la política hay gente acostumbrada a mentir, a tratar de engañar, a veces para desacreditar al adversario y en otras para sorprender, confundir o conseguir que los gobernados reciban versión distinta de lo que realmente sucede.
También hay medios que no resisten la tentación de convertirse en jueces y sentenciar sin prueba alguna. Por intereses contrarios a la ética, reproducen o difunden noticias falsas, declaraciones escandalosas e historias dudosas que rayan en el amarillismo.
La mentira puede ser demoledora para acabar con la vida de una persona, una familia o dividir a la sociedad. Altamente peligrosa. En muchos casos, con la bandera de la libertad de expresión, es propagada, sin medir daños sociales. Defecto de la política y medios en el mundo.
Por eso, la decisión que tomaron varias cadenas de televisión en los Estados Unidos de cortar el mensaje del presidente Donald Trump, no puede verse como censura sino como una acción apegada a la ética.
No es función del periodismo difundir noticias falsas, no se pueden transmitir dichos, acusaciones, como verdades cuando no están respaldadas con pruebas, sin importar quien las pronuncie, tenga o no cargo público.
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@zarateaz1
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