Una vez que concluya el proceso electoral, vendrá la revisión de las reglas de competencia. Es un tema cantado por el partido que tiene la mayoría en el Congreso. En el supuesto de conservar el control legislativo, en particular la mayoría
calificada que tiene con sus partidos aliados, irá por reforma de fondo, para ajustar gastos y renovar cuadros en el organismo.
Buscarían reducir el financiamiento público de los partidos, que a la sociedad siempre le ha parecido un exceso. También bajarle al número de spots en radio y televisión.
Habría ajustes al presupuesto para actividades ordinarias del instituto y medidas para mejorar su eficiencia.
La composición del Consejo General del INE estaría en la mira de quienes han cuestionado el trabajo de su presidente Lorenzo Córdova y del consejero Ciro Murayama.
Hay la idea de hacer rotatoria la presidencia y alternada en materia de género, porque hasta ahora, desde su creación, el instituto solo ha sido encabezado por varones.
Por lógica, en el caso de una renovación de los integrantes del Consejo General, no solo saldrían Lorenzo y Ciro, sino los once consejeros. Todos, para que no se piense en dedicatorias.
El alcance de la reforma dependerá de lo que suceda en las elecciones del próximo domingo.
Si la actual mayoría legislativa no consigue el resultado ansiado, tendría que negociar y aceptar el nuevo equilibrio político. Moderar sus planes para lograr el acuerdo.
A pesar de las críticas, se tiene que admitir que el saldo del INE es favorable y perfectible como toda obra humana.
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