Así como hay trabajos periodísticos altamente calificados, reporteros que investigan y que corroboran sus datos antes de dar a luz la información,
también se tiene que reconocer que existen casos de libertinaje, descuidos y hasta abusos.
20 ó 30 años atrás se llegaba a escuchar en redacciones, en voz de directivos, que había personajes o instituciones que no se podían tocar.
Por ejemplo, se debían omitir críticas a la virgen de Guadalupe, a las iglesias o asociaciones religiosas, al Ejército, a la secretaría de Gobernación ya la presidencia de la República.
De cualquier manera, se presentaban casos que pasaban por alto reglas no escritas pero obligatorias en los hechos. En alguna ocasión, quien fuera reportero de Televisa, Dante Limón (QEPD), en conferencia de prensa con el secretario de seguridad de la Ciudad de México (DF), general Ramón Mota Sánchez, preguntó: “¿Cuánto cuesta un general?”.
Había elaborado su pregunta en esos términos porque el general comentaba que las empresas particulares pagaban por los servicios de seguridad, por contratar a los llamados policías bancarios.
Ese mismo día le dieron las gracias a Dante en su empresa.
David Romero (QEPD) también cometió la osadía de hacer pregunta incómoda, al presidente Ernesto Zedillo. Antes de llegar a la redacción de Ovaciones, ya lo he corrido, aunque de presidencia salieron voces en su defensa al subrayar que respetaban libertades de prensa y expresión.
Hasta ahora, en el sexenio en curso, nadie se puede quejar de que lo han censurado o corrido de su empresa por lo que escribió o dijo.
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