Ni mera ocurrencia ni casualidad la quemazón de tiendas, transporte público y vehículos particulares en ciudades del país
que se han caracterizado por la actividad de la delincuencia organizada.
Hay quienes en un principio supusieron que era acción dirigida a las tiendas de conveniencia Oxxo.
De acuerdo con la empresa que controla este tipo de negocios, hay más de 20 mil en el territorio nacional.
Es muy probable que los delincuentes, más de uno, haya comprado en esos lugares, un refresco, papas, cervezas y una gran variedad de productos. Son tiendas que están a la mano, en la esquina.
No habría elementos para suponer que los criminales quisieran quemar todas.
Sería exagerado creer que la intención es exterminarlas como castigo por lo que pagan, mucho o poco, por el servicio eléctrico.
Les han prendido juego porque seguro se les hace más fácil a los delincuentes para entrar y salir. Pequeñas y la mayor parte de sus productos inflamables.
Sin embargo, no han sido solo las tiendas a las que le han prendido fuego, tampoco se ha salvado transporte público y privado.
Es obvio que la acción criminal está mandando un mensaje. ¿A quién o a quiénes? Solo el emisor y el receptor los saben. Lo malo es que gente inocente tenga que pagar consecuencias.
Si es guerra entre criminales o resultado de la captura de jefes de la delincuencia,
en cualquier caso, corresponde a las autoridades aplicarse para garantizar seguridad de vendedores, consumidores y sociedad en general.
Arturo Zárate Vite
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@zarateaz1
arturozarate.com