El juez y la Presunción de Inocencia

La anécdota es aleccionadora para quienes aspiran a convertirse en juzgadores en nuestro país.

Se presume de que se respeta la presunción de inocencia y la realidad es distinta para quienes son acusados, de cualquier delito. Es del dominio público que en los medios se juzga con gran rapidez, se llega a conclusiones inmediatas, sin importar si es culpable o inocente.

No es una conducta atribuible a los medios, porque lo que hacen estos es reproducir lo que se difunde en ámbitos oficiales.

Deriva de la expresión cultural de la sociedad mexicana acostumbrada a prejuzgar sin conocer los hechos.

El juez Eduardo Torres Carrillo, actual magistrado, a las dos semanas de abrir proceso al imputado en el Juzgado Primero de Procesos Penales en la Ciudad de México, por azares de la vida, se lo encontró de frente en el parque Esparza Oteo de la alcaldía Benito Juárez.

Al juez, que iba acompañado de su hijo de aproximadamente seis años de edad, no le quedó más remedio que hacer un alto.

El presunto culpable caminaba acompañado de su esposa. Para nada pensaron en esquivar al juzgador. Saludaron a él y su hijo.

De manera natural y espontánea, el pequeño se acercó a la señora para tratar de darle un beso.

¿Y qué hizo el juez?

Jalar del brazo a su hijo y alejarlo del lugar. Apenas alcanzó a decir adiós. El menor no pudo ocultar su cara de sorpresa por la actitud del padre. Se retiraron a paso veloz del parque.

Actitud del juez Eduardo Torres Carrillo que puso por delante sus prejuicios y no la presunción de inocencia.

Arturo Zárate Vite

@zarateaz1

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