Hasta ahora no se han puesto de acuerdo los consejeros y consejeras sobre quien debe ser el secretario o secretaria
ejecutiva del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE).
Es un puesto clave. ¿Se acuerdan como Lorenzo Córdova defendió hasta el último momento al secretario ejecutivo Edmundo Jacobo Molina? Lo tuvo durante todo su periodo. Lo reeligió en una ocasión. Prácticamente se marcharon juntos. Jacobo fue despedido. Apeló y regresó a su silla, por poco tiempo. Decidió renunciar al ver que las condiciones ya no le serían favorables, su amigo había concluido y llegaba al INE Guadalupe Taddei.
Corresponde a la secretaría ejecutiva manejar todo lo administrativo, autoriza plazas y hasta firma credenciales de elector. Es el segundo cargo en importancia después de los consejeros y consejeras.
Por estrategia, debe ser persona altamente confiable para quien presida el Consejo General.
Edmundo Jacobo era de todas las confianzas de Córdova. No lo corrió ni el día que hicieron pública una grabación privada entre ellos, que exhibió al consejero presidente porque en la plática pareció burlarse de la forma que hablaba el dirigente indígena con el que se había entrevistado.
Ahora el punto critico es que hay un grupo de consejeros y consejeras que quieren que sea mujer la que ocupe dicha secretaría, con el argumento de la paridad de género, porque nunca una mujer ha ocupado el cargo.
Y no cualquier mujer, sino la que el grupo apruebe, sin importar si es confiable o no para la presidenta Guadalupe Taddei.
Con ese argumento y esa actitud, si dicho grupo se sale con la suya, al rato que nadie se asombre si exige que, para la próxima elección presidencial, todos los partidos postulen a mujeres.
Arturo Zárate Vite
@zarateaz1
arturozarate.com