El delgado hilo de la violencia política de género

La violencia política de genero puede convertirse en un bumerán para autoridades electorales, sobre todo en las

campañas de partidos y candidatos, porque si sancionan, por exagerar, “hasta el vuelo de una mosca”, no se van a dar abasto para atender todas las quejas.

El ejemplo es lo que acaba de ocurrir en Guanajuato, donde el Instituto Electoral de dicho estado resolvió sancionar al gobernador Diego Sinhue Rodríguez y a Marko Cortés, dirigente nacional del PAN.

¿Qué fue lo que hicieron Diego y Marko?

Decirle a la precandidata Alma Alcaraz Hernández que el partido Morena “tiró la toalla” al nominarla a ella en vez de optar por Ricardo Shefield.

Alma se quejó y el instituto resolvió que sí era violencia política de género; por lo tanto, procedió contra los panistas y les prohibió volverse a referir a la morenista.

¿De verdad fueron violentos Diego y Marko?

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, una persona violenta “actúa con ímpetu y fuerza y se deja llevar por la ira; implica una fuerza e intensidad extraordinarias”.

Pareciera que el instituto se extralimitó en este caso; bajo su criterio, ya nada se va a poder decir de lo que hagan o dejen hacer las candidatas.

Deberá de revisarse su actuación, para que el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato no vaya terminar convirtiéndose en represor de la libertad de expresión.

Acusar a un partido de “tirar la toalla” no es ningún insulto y mucho menos violencia política de género.

Por lo pronto, con fecha del 1 de enero de 2024, Diego Enrique Ramírez García, titular de la Unidad Técnica Jurídica y de lo Contencioso Electoral del IEEG, presentó su renuncia.

Arturo Zárate Vite

@zarateaz1

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