La paridad de género todavía provoca posiciones encontradas. La más reciente se pudo ver en la Sala Superior del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), por el caso de Celaya, sobre si debía ser mujer o no la sustituta de la candidata asesinada Gisela Gaytán el pasado 1 de abril.
Resolución dividida de la Sala Superior del tribunal.
Para las magistradas Mónica Soto y Janine Otálora, así como para el autor del proyecto aprobado, Reyes Rodríguez, en estos casos no solo debe prevalecer el criterio numérico, también cualitativo.
Si bien es cierto que el partido Morena, a nivel estatal en Guanajuato cumplió en números con la paridad, para los magistrados el argumento no era suficiente para sustituir con un varón a Gisela.
Para Mónica, Janine y Reyes tenía que ser mujer el relevo.
No prosperó su criterio cualitativo de que se procure al máximo la participación de la mujer porque la resolución de la Sala Superior se dio un día antes de las elecciones del 2 de junio.
Ya no había tiempo para que en 24 horas los celayenses se enteraran de nuevo cambio en la candidatura.
Los tres magistrados tuvieron que resignarse a que fuera varón.
Semanas atrás el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato, también en votación dividida, urgió a Morena a que fuera mujer la candidata sustituta.
El tribunal local le dio la razón al partido que había propuesto varón. La decisión fue ratificada por la sala regional con sede en Monterrey, pero no por la Sala Superior del tribunal.
Finalmente, Juan Miguel Ramírez fue candidato y ganó la alcaldía en Celaya.
¿Y por qué Morena se empeño en que fuera varón?
Ninguna mujer quiso ocupar el lugar de su compañera asesinada, por miedo más que justificado.
Es una realidad que los juzgadores también deberían tomar en cuenta en este tipo de casos.
Arturo Zárate Vite
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