La mezcolanza o alianza que hizo la oposición decepcionó al electorado. Los que siempre habían sido acérrimos
críticos del PRI, terminaron por asociarse. Olvidaron sus rencillas, convencidos de que formarían un bloque que vencería al partido en el poder.
Ya habían dado un anticipo en el gobierno de Enrique Peña Nieto cuando PRI, PAN y PRD firmaron lo que se llamó el Pacto por México. Los tres se justificaron con el argumento de sumar fuerzas en beneficio de la colectividad.
Para las elecciones de 2024 habían perdido la vergüenza y no dudaron en juntarse de nuevo, ahora para tratar de vencer a Morena. La izquierda, la derecha y el centro con la misma bandera.
En el 2000 el panista Vicente Fox no podía ver ni en pintura al tricolor. Anunció que acabaría con alimañas, víboras prietas y tepocatas, que las sacaría de la residencia oficial de Los Pinos. Nunca lo hizo.
Años más atrás, en 1988, cuando en el proceso electoral se cayó el sistema y ganó el partido oficial, el PAN firmó un acuerdo para justificar que el gobierno del PRI se legitimara en el ejercicio del poder. Lo hizo porque detestaba a la izquierda y en particular a su candidato Cuauhtémoc Cárdenas.
Con el tiempo el PAN le perdió el asco al PRD. Todo con tal de ganar el poder, al precio que fuera.
Por eso la triada en 2024. Pragmatismo absoluto.
Terminaron por pagar el precio de su desmedida ambición.
-Comprobaron que la sociedad ya no quiere nada con el PRI.
-La sociedad no perdonó el amasiato PRI-PAN PRD.
-Y al PRD la sociedad le quitó el registro.
Arturo Zárate Vite
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