El propio senador Gerardo Fernández Noroña platicó lo que coloquialmente se llama y ocurre detrás de cámaras, lo que
no está a la vista pero que tiene que ver con lo que finalmente aparece en pantalla. Por la importancia de la insaculación que permitiría saber qué magistraturas y juzgados se van a votar en 2025, una de las acciones relevantes para llevar adelante la reforma judicial, Noroña procuró y se esmeró en cuidar hasta el más mínimo detalle. Tomó previsiones para que nada retrasara su llegada a la sede del Senado, en la esquina de Insurgentes y Reforma.
Durmió en el hotel Emporio ubicado a unos cuantos pasos del edificio legislativo. Le encontró defectos a la habitación, sobre todo el servicio de agua, aunque en general funcionó para sus fines.
El sábado 12 de octubre, fecha programada para la insaculación o “Tómbola”, caminó del hotel al Senado.
La sesión estaba programada a las 9 de la mañana.
Empezó minutos después.
Días antes Noroña se aseguró de supervisar de manera directa los preparativos, el cumplimiento de las disposiciones legales, la tómbola y las bolitas o esferas que se utilizarían.
Relató que todavía por la mañana del sábado alguien lo alertó sin razón que hacía falta una revisión del procedimiento. Pronto confirmó que todo estaba en orden y arrancó la sesión.
Sin duda, Noroña es un personaje controvertido, popular y capaz, estudioso, culto y de rápido aprendizaje.
Con su equipo, funcionarios parlamentarios y senadoras que operaron la tómbola, pasó la prueba de la insaculación.
Arturo Zárate Vite
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