Hace algunos días leí el libro “LA TREGUA” de Mario Benedetti, publicado en 1960 y aunque me lo habían recomendado hace tiempo, pues la verdad me había resistido a leerlo ya que su estilo no me convencía del todo, pero déjenme les comento que cometí un error de
apreciación y me llevé una grata sorpresa con su prosa, ya que la historia, aunque tiene cincuenta y siete años de haber visto la luz, está más vigente que nunca, así que, si tienen la oportunidad, léanlo…; ¡Se los recomiendo!
Dicho lo anterior, y más allá de las miles de sinopsis que existen en Internet sobre los personajes Laura Avellaneda y Martín Santomé, lo que SÍ es un hecho es que Benedetti representa sutilmente la ESENCIA HUMANA y le tengo que reconocer, que NO CONSTRUYÓ PERSONAJES MANIQUEOS, sino más bien, los dibujó como DOS SERES COMPLEMENTARIOS, que: tienen sus propios CLAROSCUROS, SOLEDADES, ALEGRÍAS, TRISTEZAS y DOLORES PERSONALES, es decir, ni Laura ni Martín son buenos ni malos…, sino que sencillamente son lo que son y NO otra cosa.
También, Benedetti creó una serie de “personajes secundarios”, mismos que a primera vista pueden parecer insignificantes o hasta aburridos, pero la realidad es que el autor los incluyó ahí para que: “el que tenga ojos que vea y el que tenga oídos, que escuche”, es decir, redondean la historia para observarnos en ellos a nosotros mismos, y tales como:
1.- ESTEBAN: el mediocre, perverso y ambicioso que todos llevamos dentro;
2.- BLANCA: la soñadora que se siente un PATITO FEO, pero que en realidad es un hermoso CISNE, y que después de muchas lágrimas se dio cuenta de que la felicidad siempre estuvo ahí para ella, pero solo tenía que dejar sus “enojos” a un lado para darle una oportunidad a la vida y empezar a reconstruir lo que se empeñó en romper en mil pedazos y que era ella misma, además de lo que decía que más amaba en el mundo, y que por cierto, también lo rompió.
Sin embargo, la moraleja del libro es que siempre existen las “segundas oportunidades” y esos pedazos ahí siguen en el cesto de la basura para que puedan ser “pegados” por ella de nuevo.
3.- JAIME: el hombre sensible que toca su lado femenino y que por los tabúes de la época NO se permitía expresar su homosexualidad, digo estamos en pleno 2017 y todavía existen historias como estas…, habría que explicarles a los homófobos el concepto de DUALIDAD.
4.- ISABEL: el velo protector que une a ese crisol de VIDAS entrelazadas, para bordar la esencia de una historia que va más allá de los planos físicos en que se presenta la trama, ya que este personaje “perdido” es omnipresente para cada uno de ellos y en cada una de sus circunstancias.
Finalmente, para mí “LA TREGUA” no es un libro de desamor sino de redención, SÍ de esa OPORTUNIDAD de cambiar los errores que cometemos y que se repiten continuamente en tu entorno para darle espacio a lo que tú mismo Creaste y que, además se te concedió para que pudiéramos salir de los círculos viciosos en que muchos vivimos y que NO nos dejan avanzar hacia la felicidad; Al tiempo.
Si tienen alguna duda no dejen de mandarme sus comentarios y con gusto se los responderé.
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