El secretario de gobernación ,Alfonso Navarrete Prida, hizo su chamba, impecable, desde el primer minuto salió, con la ley en la mano, citando artículos, a decirle a un desbocado Ricardo Anaya que lo que él llamaba "espionaje político" del CISEN, no era otra cosa que seguimiento de sus actividades en el contexto del proceso electoral, se cumplieron los protocolos entre el gobierno de Veracruz y el equipo de campaña se hizo lo que
normalmente se realiza en otros países , observar , por razones de seguridad, a quienes significan un foco de interés y protección de los aparatos de seguridad de un gobierno. Ricardo Anaya se ha excedido en sus dosis de series en netflix, y anda muy volado, pues en aras de agregar más sazón al carnaval veracruzano, monto este show, de aparentar sorprender a un agente del cesien que le respondió con toda naturalidad que "si, se encontraba comisionado para estar atento a lo que pudiese suceder". O sea, si a Ricardito Anaya o cualquiera de su comitiva les sucediese algo, contaría con los ojos y respaldo de un agente del gobierno federal, ya sea como observador o como elemento de apoyo. Insisto, en cualquier país, durante cualquier proceso electoral, los servicios de seguridad e inteligencia dan puntual cobertura a los candidatos de mayor peso... ¿que no sabía Anaya que estaba en Veracruz, un polvorín de violencia? ¿es tan ingenuo Anaya, y hasta panchero, como lo definió Ernesto Cordero, que desconoce que para espiarlo basta "colgarse " en sus llamadas , que vaya a plaza Meade, y que pregunte como espiar celulares a través de sus cámaras y micrófonos, ahí le dirán que hacer, basta entrar a su fase y así tener una ficha completa? El espionaje que dice Anaya no es traer "cola", o sea, un mirón del cisen, que con libreta en mano vaya apuntando a qué hora va al baño el candidato. Y mire Ud., que Anaya sabe muy bien como torear a los fisgones, basta recordar que Anaya y familia no tiene tarjetas bancarias, no créditos, no cuentas, todo lo pagan en efectivo para evitar que se dé seguimiento a sus conductas de gastos y ahorros, y así evitar que se sepa de qué tamaño es su nada pequeña fortuna. Ahora sí que no a Andrés Manuel se le hubiese ocurrido armar esta escenografía de víctima. Y solo como detalle, la reacción de la secretaria de gobernación fue inmediata y justificada, lo que denota que no se andan durmiendo en sus laureles.