Platiqué con dos personas, una de ellas trabaja en esta empresa, la otra en el sector salud, conozco su filiación Morenista, hasta ayer...
Me sorprendió escucharles, en distintos tiempos, que ya no votarían por ya sabes quién, ¿y por qué? Fue la pregunta, la respuesta básicamente bajo el mismo argumento "ya nos dio miedo", les dije que entonces la campaña de miedo está funcionando, "No, lo que sucede es que ya no sabemos cuál López Obrador gobernaría", el de los maestros paristas, el que quiere o no cancelar el aeropuerto, el que habla de corrupción y se trajo a muchos de ellos, de los corruptos...
El trabajador del sector salud, comentó algo que me ha llamado la atención. "Me ha costado mucho comprar un carrito, tener casa, pagarle a uno de mis hijos universidad privada, y no quiero que llegue alguien que representa dudas y no certezas". Queridos radioescuchas, podrá ser esto significativo o no, para algunos no importa si AMLO mantiene relaciones con la constructora beneficiaria de contratos por 170 millones sin licitación o si sostiene un lazo con la empresa Odebrecht, pero la semilla de la duda ha sacado raíces y está teniendo ese mismo efecto que tuvo hace seis o doce años y que hemos repetido: el peor enemigo de AMLO es AMLO. Y no es un agravio, es regla. Sus adversarios finalmente lo han colocado donde querían, bajo el duro cuestionamiento de si es realmente quien dice ser, o peor, si está preparado para ser presidente de una nación que se perfila hacia escenarios de crisis económicas, sociales y de la ya arraigada inseguridad. Pero esto no sería posible sin la ayuda del mismo Andrés Manuel, un personaje de tormentas y con un baño de teflón muy grueso, pero que es capaz de estrujar en mares de dudas a quienes lo han volteado a ver. El resultado se verá el primero de julio, pero a mi parecer AMLO estaría repitiendo la misma coreografía del "ya merito". Nadie quiere a un país que chapotee en potenciales crisis, ni que el próximo presidente sea un personaje que termine comprobando que ha sido mejor como oposición que como gobierno tal y como le ocurrió a Fox. El punto es que aquellos que por pasión o rencor veían a AMLO como la esperanza de México comiencen a voltear la mirada hacia alguien que les refleje un presente y futuro inmediato mucho más seguro, uno menos turbulento...con respuestas realistas y sin el rancio olor del populismo. Llego la hora de pensar el voto.